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| Tabla de Esmeralda | |
| Hermes Trismegisto | |
| mentarios a la Tabla de Esmeralda | |
| : Hortulano | |
| La Tabla de Esmeralda | |
| Fulcanelli | |
| ediciones | |
| La Tabla de Esmeralda. | |
| Jorge A. Mestas Ediciones. | |
| Avda. de Guadalix, 103. | |
| 28120 ALGETE (Madrid). | |
| España. | |
| Tfno: (34) 91 886 43 80 | |
| Fax: (34) 91 886 47 19 | |
| Email: jamestas Oarrakis.es | |
| S999 | |
| BY NC SA | |
| O Miguel Angel Muñoz Moya. | |
| O de la presente edición: Jorge A. Mestas Ediciones. | |
| ISBN: 978-84-95311-52-9 | |
| DL: M-32558-201 1 | |
| LA | |
| TABLA | |
| DE | |
| ESMERALDA | |
| Los contenidos de este libro pueden ser | |
| reproducidos en todo o en parte, siempre | |
| y cuando se cite la fuente y se haga con | |
| fines académicos y no comerciales | |
| ÍNDICE | |
| INTRODUCCION codoccococonononnoonacononnrnos 9 | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| La Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto | |
| SN 35 | |
| Otra versión de la Tabla de Esmeralda ........ 39 | |
| Una versión más de la Tabla de Esmeralda .... 41 | |
| Versión simbólica de La Tabla de Esmeralda ... 43 | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESME- | |
| RADLDA por Hortulano ..ooniocnnniicinioncccc.. 47 | |
| El Arte de Alquimia es verdadero y cierto... 3 | |
| La Piedra debe ser dividida en dos partes .... 54 | |
| La Piedra tiene en sí los cuatro elementos ... 55 | |
| La Piedra tiene padre y madre, que son el | |
| Soly la LUNA eiii 56 | |
| La conjunción de las partes es la concepción | |
| y la generación de la PiedTa ......oooooinccnnoc...... 57 | |
| La Piedra es perfecta si el Alma es fijada | |
| Eme CUETPO siii li iócis 58 | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| La mondificación de la Piedra o... | |
| La parte no fija de la Piedra debe separar la | |
| parte fija y elevarla .oooonnocnnnnicinncnnnncnom.. | |
| La Piedra volátil debe ser fijada una segunda | |
| De la utilidad de Arte y de la eficacia de la | |
| Piedra dias | |
| El Magisterio imita la creación del | |
| UNIVERSO ato | |
| Declaración enigmática de la materia | |
| della Piedra acota ictiada | |
| LA TABLA DE ESMERALDA. | |
| por Fulcanelli | |
| INtrOdUCCI Maira ran | |
| La Tabla de Esmeralda ..oooncnnonicnnnnnnninn.. | |
| Es verdad, sin mentira... 78.- El Sol es su padre..., 80.- | |
| ... y la luna su madre, 81.- El viento lo ha llevado... 82.- | |
| La tierra es su nodriza..., 82.- El Padre de todo..., 84.- | |
| Separarás la tierra del fuego..., 85.- Sube de la tierra, 86.- | |
| Así tendrás la glroa del mundo..., 86. | |
| 60 | |
| 61 | |
| 62 | |
| 63 | |
| 64 | |
| 66 | |
| 68 | |
| 71 | |
| 77 | |
| INTRODUCCIÓN | |
| La tabla de Esmeralda es un texto clásico atribui- | |
| do a Hermes Trismegisto del que, sin excepción, se | |
| reclaman discípulos todos los alquimistas. Estos en- | |
| cuentran en sus enseñanzas el resumen más conciso, | |
| pero también el más complejo, del arte hermético. | |
| Existen numerosas versiones de dicho texto, con | |
| variaciones a veces importantes. J. Ruska ha realizado | |
| un profundo estudio de ella sobre la base de cinco | |
| manuscritos árabes de los que hizo una edición crítica. | |
| Hemos traducido aquí la edición príncipe editada | |
| en Nuremberg, y otras versiones de revistas o libros | |
| especializados en alquimia. | |
| Además de las diversas versiones escritas de La tabla | |
| de Esmeralda, incluimos también una versión gráfica en | |
| lenguaje simbólico: la plancha 95 del Viridarium | |
| Chymicum,que así setitula, Tabula Smaragdina Hermetis. | |
| 1.- Tabula Smaragdina, Julio Ruska, Heidelberg, 1926 | |
| -9- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| El lector atento podrá encontrar importantes varia- | |
| ciones entre las diversas versiones escritas, así como | |
| entre ellas y los comentarios de Hortulano. Igual | |
| ocurre con muchos textos de los maestros. Sirva el | |
| hecho para que el estudiante procure leer siempre los | |
| textos originales, vigile las traducciones, y huya de los | |
| charlatanes pasados y presentes. | |
| Las alteraciones de los textos proceden de la falta | |
| de trabajo en laboratorio. Como no se puede esperar | |
| quetodos los traductores, editores y publicistas diversos | |
| que se ocupan de alquimia sean alquimistas, el verda- | |
| dero discípulo tiene que ir un día u otro al laboratorio | |
| y elucidar por sí mismo. | |
| Cuando las alteraciones de los textos no son produc- | |
| to de la mala fe, suelen estar originadas por la actitud | |
| mental con la que se aborda la alquimia. | |
| Tres son los tipos más frecuentes de estas Ópticas | |
| generadoras de alteraciones, las tres equivocadas a | |
| nuestro juicio, con las que nos hemos encontrado a lo | |
| largo de nuestro trabajo. | |
| Una es la alquimia «espiritual». | |
| Estudiando la historia de la alquimia se pueden hacer | |
| varias constataciones. Una de ellas, evidentísima, es que | |
| consiste en un saber respecto a, relacionado con la natura- | |
| leza, con la $uvo1o?. Al menos esta primera constatación | |
| 2.- La palabra física no tenía entre los griegos el sentidorestringido | |
| que ordinariamente se le da hoy. Derivada del verbo fuo nacer, | |
| producir, significaba naturaleza. | |
| -10- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| nos permite sospechar que la alquimia no es solo un saber | |
| «espiritual» sino que tiene que ver con la materia en su | |
| sentido ordinario, con minerales, animales y vegetales | |
| considerados desde el punto de vista de las ciencias | |
| naturales. Todos los adeptos han insistido en ello. Que la | |
| alquimia sea madre de la química moderna no es pues | |
| ninguna casualidad. Parece que cualquier disciplina ale- | |
| jada del laboratorio no puede ser llamada alquimia. | |
| Claude d“Y ge resume muy bien esta manera de | |
| pensar. | |
| «Quienes piensen que la Alquimia es estrictamente espiri- | |
| tual que se abstengan; quienes piensen que la Alquimia es | |
| sólo un símbolo para desvelar analógicamente el proceso de | |
| la “realización espiritual”, en suma, que el hombre es la | |
| materia y el atanor de la Obra, que abandonen sus proyec- | |
| tos.»* | |
| La observación no es superflua. Permite al estudioso | |
| deslindar la alquimia de las «solicitudes engañosas o insen- | |
| satas» como las llama Canseliet. Dicho autor, junto con otros | |
| muchos contemporáneos, coloca entre estas solicitaciones al | |
| psicoanálisis -Bachelard y particularmente el desarrollado | |
| por Jung- y también a algunas teorías espiritualistas en boga. | |
| Fuera de la alquimia quedarían algunas corrientes especula- | |
| tivas abstractas. Emmanuel d“Hooghvorst, un estudioso | |
| contemporáneo del Arte que, con ecuanimidad separa unos | |
| terrenos de otros, detalla estas corrientes entre las que coloca | |
| 3.- Nouvelle Assemblée des Philosophes Chymiques. Dervy | |
| Livres. París, 1954. | |
| AT | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| a la simbología abstracta, a la exuberantísima metafísica | |
| hindú, a la alquimia entendida como método de realización | |
| mística...etc.* | |
| Otra concepción de la alquimia a nuestro parecer no | |
| acorde con laenseñanza de los maestroses la «cientista». | |
| Según esta manera de ver, los alquimistas aborda- | |
| rían la realidad a su manera, con sus métodos, y así | |
| habrían obtenido resultados, algunos de los cuales | |
| confirma y "descubre" hoy otro camino de búsqueda, la | |
| ciencia moderna, mientras que no pocos de estos resul- | |
| tados los alquimistas los saben pero los científicos no, | |
| o no todavía. Según esta concepción «cientista» la | |
| alquimia sería una ciencia -sus resultados experimen- | |
| tales han sido tan ampliamente divulgados que ya no se | |
| pueden ignorar pura y simplemente- de la que solo | |
| haría falta conocer el modus operandi. | |
| Pero semejante concepción es difícil de ser manteni- | |
| daa menos que resuelva los problemas con los que setopa. | |
| No quedan explicados lor orígenes de tal saber. | |
| Para ello se ha echado mano de extraterrestres, de | |
| Atlántidas y de civilizaciones desaparecidas. Otros | |
| hanexplorado y continúan explorando los libros sagra- | |
| dos de diversas tradiciones o algunos saberes iniciáticos. | |
| 4.- El lector interesado puede consultar: Emmanuel dHooghvorst, | |
| Essai sur [Art d'Alchymie, Inconnues et leur solution, vol 5. P. | |
| Genillard. Lausanne, 1951. Edición española: Emmanuel | |
| d'Hooghvorst, Ensayo sobre el Arte de la Alquimia, Ed. 7 1/2. | |
| Barcelona 1980. | |
| -12- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| Pueden admitirse a título de hipótesis algunas de estas | |
| explicaciones pero, en todo caso, ninguna de ellas | |
| pertenece al reino de la ciencia positiva en el que se | |
| mueve la concepción «cientista» de la alquimia. Ade- | |
| más, no parece lógico admitir una parte de la explica- | |
| ción sin aceptar el resto, máxime cuando la inmensa | |
| mayoría de estas hipotéticas explicaciones -por no | |
| decir todas- conducen inmediata y directamente a una | |
| cosmovisión distinta de la de la ciencia actual. | |
| Otra dificultad es la del lenguaje de los Adeptos | |
| completamente incomprensible en las primeras aproxi- | |
| maciones. Su hermetismo declarado y afirmado expre- | |
| samente como barrera para los no dignos; su manifes- | |
| tado juramento de secreto respecto a aspectos principa- | |
| les de la Obra. ¿Qué clase de ciencia es ésta que se | |
| esconde? ¿Por qué? | |
| Algunos pretenden que la dificultad de este len- | |
| guaje consistiría unicamente en su simbolismo: basta- | |
| ría descifrarlo para entenderlo todo. No dudamos que | |
| los numerosos estudios de simbología contribuirán | |
| ciertamente a esclarecer determinados problemas de | |
| lenguaje. Pero la alquimia, aunque en verdad habla por | |
| alegoría, no podrá ser desentrañada por los simbolistas | |
| porque no es una criptografía a descifrar sino, como | |
| dicen sus Adeptos, un don de Dios. | |
| La profunda religiosidad de los Adeptos no cuadra | |
| tampoco con las pretensiones «cientistas» para explicar | |
| la alquimia. Según ellos no sólo es un don de Dios el | |
| -13- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| conocimiento, digamos práctico, que permite obtener la | |
| piedra, sino también la vocación alquímica. El amor a | |
| Dios y la caridad con el prójimo, son de rigor entre todos | |
| los filósofos químicos, como igualmente lo son las | |
| invocaciones al cielo. Diversas escuelas pretenden no | |
| solo reducir esta religiosidad privándola de su carácter | |
| trascendente, sino que también se la quiere “cientifizar” | |
| incluso basándose en los propios textos alquímicos. Las | |
| alusiones alquímicas al cielo se transforman así exclusi- | |
| vamente en cuestión de fuerzas cósmicas desconocidas | |
| de naturaleza únicamente física. | |
| Sabido es que la Obra necesita determinadas condi- | |
| ciones exteriores: sub dio in prato quodan die serena | |
| quadam? y que estas condiciones están relacionadas con | |
| los astros,con el cosmos. En las ilustraciones alquímicas | |
| no sólo aparecen el sol, la luna y los planetas, sino que | |
| hay precisiones verdaderamente concretas. El carnero, | |
| el toro y los gemelos (Aries, Taurus y Géminis), es decir, | |
| los tres meses de la estación primaveral en la que los | |
| astros están dispuestos de una determinada manera, | |
| presiden fases de la Obra. El Mutus Liber dibuja en sus | |
| láminas un abanico de rayos con franjas alternadas de | |
| rayas y puntos, que caen sobre la tierra desde el centro | |
| del cielo, desde un punto equidistante del Sol y la Luna, | |
| y por encima de ellos, mientras que dos campesinos | |
| cosechan el rocío. Se trata «sin disfraz -dice Canseliet- | |
| 5.- En pleno aire, en un cierto prado, cierto día sereno (Cosmo- | |
| polita: Diálogo del mercurio y el alquimista). | |
| -14- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| del método que utilizábamos nosotros mismos al princi- | |
| pio». Algunos textos son particularmente explícitos. | |
| Todo ello confirma sobradamente que la obra tiene | |
| que ver con el cielo físico, con la energía cósmica, «... | |
| con el agente principal del movimiento y de las trans- | |
| formaciones sobre la superficie terrestre y el centro de | |
| la Tierra, cuya intervención diferencia a la Alquimia de | |
| la Química»? | |
| Así pues tienen razón quienes subrayan el compo- | |
| nente «cósmico» de la alquimia. Y la ciencia positiva | |
| se dirige y se dirigirá aun en mayor medida por este | |
| camino para profundizar el conocimiento de la natura- | |
| leza y el hombre. | |
| Pero de la misma manera que se ha revelado | |
| unilateral asimilar la alquimia a la química, tambien es | |
| unilateral asimilarla a este otro saber «cósmico». Dice | |
| Juan Febro: | |
| «Pero el influjo celeste no es nada más que la bebida caliente | |
| natural del mundo y el estimulante, el sostén de la vida de | |
| todo lo que es sublunar»” | |
| Opinión que no es aislada sino general. Citemos de | |
| nuevo a Claude d Y ge: | |
| Quienes piensen que la Alquimia es de naturaleza terrestre, | |
| mineral y metálica, que se abstengan .»* | |
| 6.- Canseliet, op. cit. | |
| 7.- Citado por Canseliet. op. cit. | |
| 8.- Op. cit. | |
| -15- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Así pues nos encontramos frente a una disciplina | |
| que, al decir de sus Adeptos, no es de naturaleza | |
| espiritual exclusivamente, ni tampoco exclusivamente | |
| de naturaleza terrestre. | |
| Las dos concepciones someramente analizadas, la | |
| “espiritual” y la “cientista”, no acordes a nuestro juicio | |
| con lo que dicen los maestros, han sido las más frecuen- | |
| tes fuentes de aproximaciones incorrectas a la alqui- | |
| mia. Y en gran medida lo siguen siendo, al menos entre | |
| quienes se acercan a ella. En un foro de alquimia en | |
| español que conocemos en Internet”, hemos podido | |
| leer formulaciones puras de la concepción «espiri- | |
| tual», estando sin embargo la mayor parte de las | |
| intervenciones animadas por la concepción «cientista». | |
| Pero aun queda una tercera concepcion no acorde | |
| a nuestro juicio con la enseñanza de los maestros, que | |
| hemos encontrado entre quienes ya tienen un cierto | |
| grado de conocimientos. | |
| Sila alquimia no es ni exclusivamente espiritual ni | |
| exclusivamente material, la tentación «panteista» como | |
| intento de explicación es inmediata. | |
| Lo que está abajo es como lo que está ariba, dice | |
| la Tabla de Esmeralda. Esta aseveración permite que se | |
| la interprete como la unicidad de todo lo existente, rav | |
| Beo0,todoes Dios. Espíritu y materia se interpenetrarían | |
| 9.- Se trata del foro de alquimia forumalg. Existen otros foros : | |
| públicos y privados | |
| -16- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| eigualarían en una sola realidad: lo que existe. Bastaría | |
| tomar cualquier parcela de la realidad para reconstruir | |
| el todo; más precisamente, el todo se encontraría ínte- | |
| gro y cabal en cualquiera de sus partes, solo hace falta | |
| saber verlo. En la mancha del jaguar estaría completo | |
| el universo, dice el escritor Borges.'* | |
| La idea de que en la parte está reflejado el todo | |
| como de manera concentradaes una noción fecundísima | |
| que, por desgracia, apenas ha sido aprovechada toda- | |
| vía. Cuando se aplica a algún dominio concreto, por | |
| ejemplo a la medicina, produce resultados sorprenden- | |
| tes. Hay médicos que saben ver en iris del ojo humano | |
| un reflejo, una proyección de los órganos y sistemas | |
| que componen el cuerpo así como de su funcionamien- | |
| to'!. Otros encuentran dicha proyección en las diversas | |
| partes del rostro, en las uñas, en los pies, etc. Todos | |
| ellos pueden curar (a condición que conozcan su cien- | |
| cia, claro). | |
| Los resultados serían igualmente fructíferos si | |
| supiéramos aplicar esta idea fecunda a otras parcelas | |
| de la realidad. | |
| Pero pese a que el panteismo es una concepción | |
| elaborada hace tiempo esta óptica «proyectista»! ape- | |
| 10.- En la serie de relatos que titula «El Aleph» | |
| 11.- El lector puede encontrar un estudio bastante detallado en | |
| Bernard Jensen, Ciencia y práctica de la iridología, Editorial | |
| Yug, México, 1980. | |
| 12.- ¿Ha pensado el lector que el «polvo» con el que los alquimistas | |
| transmutan cualquier metal imperfecto en oro es llamado por ellos | |
| E | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| nas empieza a esbozarse ahora como ciencia, de lo cual | |
| no podemos sino lamentarnos. | |
| Pero aun cuando se constituya este cuerpo de | |
| conocimientos con el cual la ciencia avanzaría a pasos | |
| de gigante, sería, al menos desde el punto de vista de la | |
| alquimia, aproximativo, imperfecto, mientras perma- | |
| nezca en el marco de la teoría que los sustenta. | |
| El xa Beoo permite explicarteóricamenteel cosmos, | |
| superando la dualidad materia-espíritu tal como venía'? | |
| siendo generalmente entendida desde hace tiempo. Pero | |
| dicha dualidad procede de un conocimiento insuficiente de | |
| la materia, de su identificación y reducción a una de las | |
| formas en que esta se manifiesta. La diferencia de los | |
| hermetistas entre materia "burda" y las diversas clases de | |
| materia sutil hubiera contribuido a evitar este embrollo!*. | |
| «polvo de proyección»? Siendo en su opinión el metal oro el que | |
| resume de manera más perfecta la naturaleza de los metales ¿sería | |
| azaroso este adjetivo «de proyección» aplicado al «polvo»? | |
| 13.- Decimos venía, en pasado, porque la formulación de la teoría | |
| general de la relatividad a principios del siglo XX, inició el | |
| desmoronamiento de la separación tradicional entre materia y | |
| formas no materiales que hasta entonces postulaba la ciencia. Que | |
| la gravedad y otras formas de energía pueden, en determinadas | |
| condiciones, crear «materia» ha sido comprobado posteriormente | |
| de manera experimental. La astrofísica, la física de partículas y | |
| especialmente la física cuántica han acabado con tal separación. | |
| 14.- Las insólitas realizaciones de las llamadas paraciencias no | |
| consisten sino en la aplicación de estos conceptos herméticos | |
| acerca de las diferentes clases de materia y sus propiedades, a | |
| diversas parcelas de la realidad (por ahora casi exclusivamente | |
| limitadas al psiquismo humano). | |
| - 18 - | |
| INTRODUCCIÓN | |
| El panteismo reune y unifica esta "materia" y este | |
| "espíritu", cuyos límites la ciencia positiva empieza a | |
| no saber donde se encuentra ni si es que lo hay, y los | |
| declara la totalidad de lo existente, butizándolos de | |
| divinos. En última instancia es un monismo inmanente | |
| y no es un azar ni una incoherencia que fuera declarado | |
| herético por las religiones trascendentes. Refiriéndose | |
| a la posible existencia de algo más que trascendiera a | |
| este uorv Beoo, Spinoza declaraba: [gnorantia non est | |
| argumentum. | |
| Efectivamente. Desde el punto de vista racional, | |
| que no es el único que permite dar cuenta de lo | |
| existente, la ignorancia no es un argumento. Pero no lo | |
| es ni en un sentido ni en otro. En todo caso, los | |
| alquimistas postulan energicamente la existencia de un | |
| Dios trascendente creador de los cielos y la tierra. | |
| Hacen suyas las palabras de la Biblia: | |
| «Vanos son todos los hombres en quienes no se halla el | |
| conocimiento de Dios.... no pudieron entender al que es... | |
| sino que creyeron que el fuego, o el viento, o el aire | |
| presuroso, o el Sol y la Luna, son los dioses que gobiernan | |
| al mundo.Concuya belleza, estando enamorados, tuviéronlos | |
| por dioses: sepan cuanto más bello es el señor de ellos...»!* | |
| Los alquimistas afirman que la Gran Obra debe ser | |
| comparada a la creación del universo: | |
| 15.- Sabiduría XUL, | y ss. | |
| -19- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| «Que el hijo de los filósofos escuche a los sabios que | |
| unánimemente concluyeron que esta obra debe ser compa- | |
| rada a la creación del universo»'* | |
| «La generación de la piedra se hace al ejemplo de la creación | |
| del mundo»'” | |
| Panteismo y alquimia tienen un punto parecido: | |
| que lo que está abajo es como lo que está arriba, que | |
| todo es uno. | |
| «Entonces el Hombre'*, que tenía poderes plenos sobre el | |
| mundo de los seres mortales y de los animales sin razón, se | |
| 16.- Filaleteo, La entrada abierta al palacio cerrado del rey. | |
| Editorial 7 1/2, Barcelona, 1979. Cap. V-1, pág 51. | |
| 17.- Jean d Espagnet, Arcanum Hermetice opus,canon LXXXIN | |
| 18.- Este Hombre, no es un hombre ordinario. Hermes Trismegisto | |
| dice de él (Poimandres I, 12):«Entonces el Nous, padre de todos | |
| los seres, produjo un Hombre parecido a él». Latradición cristiana | |
| lo define diciendo (Gen. 1, 6) «Y dijo Dios: hagamos al Hombre a | |
| nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». Es el Adan | |
| Cadmon de los cabalistas. Este Hombre es explicado de la | |
| siguiente manera (Jacob Lorber, Obispo Martín, 75, 16. Muñoz | |
| Moya editor, Sevilla 1989): «Referente a los sistemas solares la | |
| Nueva Revelación nos dice: El sol de nuestro sistema planetario es | |
| un sol del quinto orden. Junto con una gran cantidad de otros soles | |
| del quinto orden, de los que Alfa Centauri es nuestro sol vecino | |
| más cercano, gira alrededor de un sol central del cuarto orden; | |
| todo este conjunto forma un campo solar. | |
| Incontables soles centrales del cuarto orden, es decir, | |
| campos solares enteros, giran alrededor de un sol central del | |
| tercer orden, formando con este una región solar. | |
| Una cantidad inimaginable de soles centrales del tercer | |
| orden, es decir, regiones solares enteras, giran alrededor de un | |
| -20 - | |
| INTRODUCCIÓN | |
| descolgó a través de la armoniosa maquinaria compuesta de | |
| las esferas cuyas envolturas había agujereado y manifestó la | |
| hermosa forma de Dios a la Naturaleza de abajo. Cuando | |
| ésta hubo visto que el Hombre poseía la forma de Dios junto | |
| con la belleza inagotable y toda la energía de los gobernado- | |
| res, sonrió de amor: pues había visto reflejarse en el Agua el | |
| semblante de esta forma maravillosamente hermosa del | |
| hombre, y a su sombra sobre la Tierra. En tanto que él, | |
| habiendo visto reverberar en el Agua la presencia de esta | |
| forma parecida suya, la amó y quiso morar en ella. Desde el | |
| mismo momento que lo quiso lo cumplió. La Naturaleza | |
| entonces, recibiendo en ella a su amado, lo abrazó entera, y | |
| ambos se unieron ardiendo de amor.»'” | |
| Pero mientras que el panteismo afirma esta unidad | |
| como sustancial, como de derecho propio, como iden- | |
| tidad, la alquimia la proclama como prestada, proyec- | |
| tada, refleja, otra, sin entidad propia, como un don y | |
| sol central del segundo orden, formando con este un universo | |
| solar. Y finalmente, un número increíble de soles centrales del | |
| segundo orden, es decir, universos solares enteros, giran alrede- | |
| dor de un sol central principal, formando con este una enorme | |
| vaina globular que ya no gira. | |
| Incontables vainas globulares forman el microcosmo del gran | |
| hombre cósmico: la creación física mayor de que nos habla la | |
| Nueva Revelación recibida en los años 1850 por Jakob Lorber. | |
| Mientras tanto la astronomía moderna ya ha podido localizar unos | |
| cuantos soles centrales del cuarto orden a causa de su extraordina- | |
| ria radiación (los cuásares); pero falta todavía que comprenda su | |
| función como soles del cuarto orden. Luego quedan por descubrir | |
| los soles centrales de los demás órdenes superiores, etc. | |
| 19.- Hermes Trismegisto, Poimandres 1, Muñoz Moya y Montra- | |
| veta editor, Sevilla 2000. I, 147. (http://www.mmoya.com) | |
| -21- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| una gracia. Si para el panteista la naturaleza es Dios, | |
| para el adepto es sólo un reflejo de Dios. Ambos | |
| coinciden en ver las manifestaciones del mundo | |
| sublunar, pero mientra el panteista afirma que no existe | |
| nada más, la alquimia afirma que Dios existe aparte y | |
| que todo ello no es sino su reflejo. | |
| Así pues no hay posibilidad de confusión: la alqui- | |
| mia no es un panteismo. | |
| Es más fácil decir lo que no es la alquimia que lo | |
| que sí es. | |
| Si examinamos su historia podemos hacer la consta- | |
| tación de que siempre ha explicado lo mismo. Natural- | |
| mente, sus enseñanzas se han presentado vestidas con el | |
| lenguaje propio, más exactamente, con el pensamiento | |
| propio de cada época”. Inmersa como está nuestra cultura | |
| en la idea del progreso y la evolución resulta chocante a la | |
| mentalidad contemporánea la existencia de algo que no | |
| cambia a lo largo de varios millares de años, máxime | |
| cuando este algo se presenta como un pensamiento total. | |
| Dicha inmutabilidad permite suponer una concepción | |
| totalmente ajena a cualquier «desarrollo» lineal o espiral | |
| 20.- Así, por ejemplo, las abigarradas historias de las divinidades | |
| griegas son, entre otras cosas, una manera de dejar constancia de las | |
| operaciones de la obra. Su sentido puede ser comprendido según el | |
| nivel de profundidad al que se examinen. El lector interesado puede | |
| consultar el libro Les fables égiptiennes et grecques dévoilées et | |
| reduites au méme principe, avec une explication, de Dom Pernety. | |
| Chez Delalain, l'ainé, Libraire, Paris M.DCC.LXXXVI. Existe | |
| edición moderna en Editions La Table dEmeraude. París 1991. | |
| -22- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| del mundo, a cualquier «expansión». Parece como si | |
| hubiera mundos superpuestos unos a otros, telescópicos a | |
| la manera delos catalejos plegables o de las muñecas rusas | |
| (aunque esto es una manera analógica de expresarse). | |
| Cada uno de ellos englobaría al inferior sin serenglobado | |
| por él. Cada uno de los mundos englobados sería un | |
| reflejo pálido del superior, a la manera del triángulo que | |
| enelespaciode dos dimensiones, mediante la proyección, | |
| refleja de alguna manera el triedro, cuerpo de un espacio | |
| de tres dimensiones. En cada mundo inferior habría la | |
| misma “pérdida de detalle” y, la vez, también el reflejo del | |
| mundo superior. Esta manera de vernoes una concepción | |
| específica de la alquimia, sino común a diversos saberes | |
| herméticos -por ejemplo la cábala- y aotros queno lo son, | |
| por ejemplo la mística. | |
| Tampoco es una concepción específíca de la alqui- | |
| mia el reconocimiento de que estos mundos no están | |
| separados, de que existen puertas de comunicación | |
| entre ellos, entre los diversos planos de existencia que | |
| representan. Muchas ciencias ocultas coinciden en que | |
| se puede pasar del mundo sublunar a los mundos | |
| superiores. La alquimia se singulariza por algunos | |
| rasgos específicos. | |
| Uno es su materialidad. Ya hemos visto antes que | |
| tiene que ver con las ciencias de la naturaleza; no es un | |
| saber abstracto sino operativo, de laboratorio: los alqui- | |
| mistas fabrican oro. Dicha fabricación no es un fin en sí | |
| sino una de las consecuencias de aprender a conocer la | |
| LG | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| naturaleza reproduciendo sus procesos: el alquimista | |
| logra mediante el arte lo que ella crea sola, creación del | |
| alquimista que es material, tangible. Pero no se detiene | |
| en la transmutación de los metales: su objetivo es llevar | |
| a la materia a un estado de fijeza perfecta, excluyendo la | |
| alternativa de generación y corrupción que caracteriza a | |
| nuestro mundo sublunar. En esta materia sublunar entra | |
| el cuerpo humano al que también fija, socorriéndolo en | |
| todas sus necesidades y asegurándole la posesión de la | |
| vida, eternamente fijada. | |
| De muchos de ellos se rumorea que alcanzaron la | |
| inmortalidad: Filaleteo, el Cosmopolita, Christian | |
| Rosenkreutz, etcétera. | |
| La inmortalidad es pensable. El individuo no es sino | |
| la conciencia de la propia identidad psicológica durante | |
| un espacio de tiempo, identidad de la que se conoce una | |
| parte de sus fundamentos materiales. La biología sabe hoy | |
| que los caracteres físicos se transmiten e incluso se conoce | |
| el mecanismo de la transmisión. También se tiene un | |
| cierto conocimiento empírico de la transmisión de los | |
| rasgos psicológicos, aunque la ciencia no está en medida | |
| de explicar ni el mecanismo ni su fundamento. Se conoce | |
| el asiento material de la memoria aunque se ignora si ésta | |
| se transmite en el tiempo al igual que los rasgos físicos. La | |
| psicología moderna -Jung y su escuela- afirma que sí y ha | |
| llegado a la conclusión -por cierto empírica- de que existe | |
| un depósito universal de lo memorizado durante siglos, al | |
| que llama «inconsciente colectivo». Experiencias | |
| -24- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| hipnóticas han regresado al paciente no sólo a la infancia | |
| y al periodo fetal, sino a vidas anteriores: sometidos a | |
| tratamientos hablaron idiomas que desconocían en su | |
| vida ordinaria y describieron lugares y costumbres des- | |
| aparecidas varios siglos antes, extremos posteriormente | |
| comprobados por historiadores y arqueólogos”. No hay a | |
| priori ningún impedimento que niegue la posibilidad de | |
| conocer dónde está esta conciencia individual que el | |
| sujeto tiene de símismo, adónde pasa, cómo lo hace y cual | |
| es el mecanismo para que esta conciencia que la materia | |
| tiene de una de sus formas de existencia durante un | |
| periodo de tiempo -la vida individual- tenga acceso al | |
| almacén donde la única materia existente, sustancia de | |
| todo el universo, guarde los recuerdos, las conciencias | |
| individuales de sus otras formas de existencia en otros | |
| periodos de lo que hemos dado en llamar tiempo”. Si una | |
| 21.- Existe una abundante bibliografía al respecto. El lector | |
| interesado puede consultar la tercera parte del libro Tres enfoques | |
| sobre la reencarnación, de Sebastián de Araúco, espccialmente | |
| el cap.I,La reencarnación y la ciencia, editado por el autor Vigo, | |
| 1979, en donde encontrará abundante información. Igualmente | |
| existen experiencias suficientes acerca de la trascensión del | |
| espacio, videncias, premoniciones, etc., etc. | |
| 22.- El hermetismo conoce este almacén: «En la sangre está | |
| almacenado, por así decirlo, todo lo que el pasado material ha | |
| edificado en el hombre». También sabe como leerlo: «En esos | |
| casos... se sienten las imágenes del mundo externo; es decir, que | |
| sus ascendientes están activos en su Sangre, y, enesas ocasiones, | |
| se toma parte, confusa y vagamente, en sus vidas remotas». | |
| Véase R. Steiner: El significado oculto de la sangre.. Editorial | |
| Kier. Buenos Aires, 1979, | |
| -25- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| nariz tuviera conciencia de sí misma y del mundo exterior | |
| podría contar no sólo su historia de generación en genera- | |
| ción, de qué combinatoria proceden sus líneas, sino | |
| también qué brisas respiró a lo largo de los tiempos, el | |
| aroma de qué flores, cuál la tierra que las sustentaba... | |
| No nos salimos con ello de las ciencias naturales, | |
| aunque parezca una combinatoria harto compleja. De | |
| donde sínos salimos es del antropomorfismo en cuanto | |
| al tiempo y en cuanto a la conciencia. | |
| El tiempo se supone que corre linealmente desde | |
| atrás hacia adelante, atrás y adelante que implican la | |
| conciencia y la historia humana, o, a un nivel más | |
| profundo, la «historia» de la materia de la que conciencia | |
| e historia humana serían sólo una parte. Pero el tiempo | |
| tal como se viene entendiendo -la medida del movi- | |
| miento o el modo de existencia de la materia- sólo tiene | |
| sentido en relación con esta propia materia mudable, con | |
| el mundo sublunar. Fuera de ella desaparece su necesi- | |
| dad y su existencia misma. La serie de los siglos y las | |
| épocas sólo tienen sentido desde la materia alterable, | |
| sujeta acambio, corruptible, a la que el tiempo define, da | |
| entidad y constituye. El tiempo es el modo de existencia | |
| de esta materia a la que «coagula» diferenciándola de la | |
| indeterminación espacio-temporal del caos, del infinito, | |
| permitiéndole «pensarse» a sí misma. Pero el tiempo es | |
| un absoluto sólo desde el punto de vista de esa entidad | |
| «coagulada», diferenciada del todo, individualizada; | |
| desde el punto de vista de la conciencia individual en | |
| todos sus grados: mineral, vegetal o animal”. Sólo es | |
| -26- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| pensable por esa conciencia ala que permite existiren su | |
| seno; fuera de ella no existe. | |
| Se es hoy incapaz de pensar desde otra óptica que | |
| la de esta «coagulación»; en el caso de los humanos, | |
| desde la conciencia de la identidad psicológica indivi- | |
| dual, erigida juez supremo y necesariamente ligada al | |
| tiempo que, como hemos visto, la forma, constituye su | |
| modo de existencia. Por ello se niega la inmortalidad, | |
| que es la negación del tiempo. | |
| Ahora bien, si en vez de erigir en juez supremo la | |
| conciencia individual que nace y muere en el tiempo, | |
| abandonáramos este punto de vista y pudiéramos adop- | |
| tar la óptica de la sustancia universal que todo lo | |
| conforma, nuestra concepción del tiempo y del espa- | |
| cio, de la vida y de la muerte no serían antropomórficas. | |
| Podríamos ver nuestra preexistencia como concreción | |
| de un todo sin solución de continuidad; podríamos | |
| considerar nuestra «duración» no como un absoluto | |
| sino como la proyección de un mundo infinito -que | |
| incluye todo lo pensable- en este mundo contingente, | |
| sublunar, manifestado. Proyección forzosamente ves- | |
| tida en el manto del tiempo y el espacio y, por lo tanto, | |
| de la conciencia individual. Exclamaríamos como el | |
| poverello de Asís: hermano lobo, hermana piedra, | |
| hermana flor, hermana estrella, sin que ello fuera un | |
| desahogo lírico, sino ciencias naturales. | |
| 23.- No entramos aquí ahora en la diferenciación entre «concien- | |
| cia» mineral, vegetal y animal, de las que se sobreentiende que no | |
| hay que interpretar en sentido antropomorfo. | |
| E | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Esta es la óptica de los alquimistas. Considerándo- | |
| nos, dentro del mundo sublunar, como la coagulación | |
| de un todo sin solución de continuidad,como una de las | |
| innumerables posibilidades de manifestación de la | |
| sustancia constituyente de este mundo, se aplican a | |
| descubrirla y a averiguar cómo funcionan sus «leyes»: | |
| así pueden transmutar los metales, «curar» al reino | |
| mineral, vegetal y animal. Considerando que esta sus- | |
| tancia es manifestada, creada, y que el ser humano y su | |
| conciencia son la proyección de la que acabamos de | |
| hablar, aprenden a entrar y salir en el mundo proyecta- | |
| do mediante la previa disolución en todo lo existente y | |
| la identificación, la comunión, con lo reflejado en la | |
| proyección y, por ahí, con lo que se proyecta, con la | |
| indeterminación infinita consciente,con Dios. El adepto | |
| atraviesa la puerta entre los mundos y para él no tienen | |
| sentido ni el espacio ni el tiempo: es inmortal, O, si | |
| muere, resucita. No tiene ninguna entidad concreta, | |
| pudiendo revestirlas todas, hombre o pájaro. Puede | |
| transmutar a los metales y puede incluso transmutarse | |
| a sí mismo. Su reino no es de este mundo. | |
| ¿Cómo realiza el adepto estas maravillas? | |
| Muchos son los libros de alquimia escritos por los | |
| maestros en los que se aborda uno u otro aspecto de la | |
| Gran Obra, o la totalidad de ella. A su estudio remiti- | |
| mos al lector, pues nosotros no podemos responder a lo | |
| que ignoramos. | |
| No obstante deseamos subrayar aun otro rasgo | |
| peculiar del arte hermético: en uno u otro momento de su | |
| -28- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| trabajo material con la naturaleza, el alquimista entra en | |
| contacto con entidades que no son de este mundo. | |
| «Existe un medio de manipular la materia y la energía de | |
| manera que se produzca lo que los científicos contemporá- | |
| neos llamarían un campo de fuerza. Este campo de fuerza | |
| actúa sobre el observador y lo coloca en una situación | |
| privilegiada frente al universo. Desde este punto privilegia- | |
| do tiene acceso a realidades que el espacio y el tiempo, la | |
| materia y la energía, suelen ocultarnos...» | |
| Así se expresa Fulcanelli según cuenta J. Bergier | |
| en la obra que hemos citado antes. | |
| «Y sé que muchos, como yo, poseemos este secreto, y estoy | |
| persuadido de que hay muchos otros más, con los que | |
| próximamente entraré, por así decirlo, en una familiar y | |
| cotidiana comunicación.» | |
| Es Filaleteo (Introitus, Prefacio, 1H) quien alude a | |
| esta, por así decirlo, «familiar y cotidiana comunica- | |
| ción» con muchos otros. | |
| En innumerables obras de alquimia aparecen en | |
| determinado momento guías, ancianos, asambleas de | |
| ancianos, espíritus alados, ángeles, vírgenes, etcétera. | |
| En muchas ocasiones no son sino simbolismos de | |
| fuerzas y operaciones, digamos «físicas» para enten- | |
| dernos grosso modo. Pero en otras también sirven para | |
| designar entidades que acogen al adepto y cuyas for- | |
| mas de existencia no son las de este mundo, no son las | |
| de la naturaleza conocida, son sobrenaturales. | |
| -29- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Carácter sobrenatural que no hay que entender - | |
| una vez más la materialidad de la alquimia- como | |
| magia. Así como Aristóteles colocaba después de la | |
| física a la metafísica (literalmente: lo que está más allá | |
| de la física), estas entidades sobrenaturales interme- | |
| dias entre el hombre y Dios -absolutamente trascen- | |
| dente e inefable- son sobrenaturales en el sentido de | |
| que están más allá de la naturaleza. Eso no quiere decir | |
| que sean incognoscibles, intratables. Existen con inde- | |
| pendencia de los hombres individuales, por sobre ellos, | |
| pero éstos pueden llegar a conocerlas”, a tener trato | |
| con ellas; más aún, a fundirse con ellas, transformán- | |
| dose así en una de ellas. Tal es la pretensión de la | |
| alquimia. | |
| Incluso algunos escritos abordan el problema de las | |
| relaciones entre el mundo de la naturaleza -hombre com- | |
| prendido y del que es conveniente no olvidar la gran | |
| cantidad de cosas que se ignoran- con las formas inferio- | |
| res del mundo sobrenatural. Así Dom Pernety, después de | |
| explicar que en la naturaleza existen las transmutaciones | |
| puesto que ésta transforma las sustancias de la tierra en | |
| 24- No nos extendemos ahora aquí en por qué algunos humanos | |
| tienen acceso a este conocimiento. Los maestros son unánimes en | |
| explicar que por la voluntad libre de Dios. «He aquí uno de | |
| nuestros hijos que Dios quiere hacer tan grande como sus padres. | |
| . >» (Saint Germain: La santísima trinosofía). «Fuera lo que fuese, | |
| comprendí que Dios me permitía asistir a unas bodas ocultas...» | |
| (Las bodas químicas de Christian Rosenkreutz). «A aquel que ha | |
| sido beatificado por Dios con este talento...» (Filaleteo: Introitus), | |
| etc., etc. | |
| 30 | |
| INTRODUCCIÓN | |
| frutos o flores, los vegetales en músculo, nervios o pensa- | |
| miento, concluye con la siguiente afirmación: | |
| «La metempsicosis” de los antiguos filósofos no es otra | |
| cosa que las transmutaciones de la naturaleza, tomadas en su | |
| verdadero sentido físico»? | |
| También podemos leer en Las bodas químicas..., | |
| cuando el protagonista es sacado de la torre (alusión al | |
| mundo terrestre), el siguiente sorprendente párrafo: | |
| «“¡Ay!, cómo compadezco a los pobres hombres de la torre; | |
| ojalá que Dios me permita liberarlos a todos”. El hijo | |
| respondió: “Madre, Dios lo ha ordenado así y no debemos | |
| desobedecerle. Si todos fuéramos señores y poseyéramos | |
| los bienes de la Tierra, ¿quién nos serviría cuando estuvié- | |
| ramos en la mesa?” Su madre no respondió nada»?” | |
| No entramos ahora en el problema de las relacio- | |
| nes entre ambos mundos, vasto y complicado tema que | |
| se sale del marco de estas notas y que sólo hemos | |
| rozado para mostrar que el mundo natural y el sobrena- | |
| tural no están separados en la alquimia por ninguna | |
| barrera infranqueable, que, por el contrario, son distin- | |
| tas formas de existencia, distintas coagula de un todo | |
| sin solución de continuidad, al menos a este nivel. | |
| 25.- La transmigración de las almas, la serie de reencarnaciones | |
| sucesivas. | |
| 26.- Dom Pernety, Dictionnaire Mytho-Hermetique. A Paris, | |
| Quai des Agustins. Chez Bauche, libraire, M.DCC.LVIT. | |
| 27.- Valentín Andrez, Las bodas químicas dc Christian | |
| Rosenkreutz. Día 1. Editado en esta colección. | |
| Le | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Puede afirmarse sin lugar a dudas en base en las | |
| aseveraciones de los propios alquimistas que, en un | |
| momento los adeptos entran en contacto con estas | |
| formas de existencia más amplias que la «coagula- | |
| ción» espacio-temporal de la individualidad humana: | |
| con los espíritus, con los ángeles, con formas de | |
| existencia conscientes y comunicantes cuya ipseidad, | |
| repetimos, no es de este mundo. Sobre el cómo de este | |
| contacto y sobre la naturaleza de dichas entidades los | |
| adeptos han sido, a nuestro conocimiento, extraordina- | |
| riamente reservados. Aunque una conclusión se des- | |
| prende unánime de todos ellos: sin la ayuda de estas | |
| entidades, su trabajo no habría llegado a su fin. | |
| Lector atento, lo hasta aquí dicho son reflexiones | |
| banales sobre un saber cuyo objeto y cuyo método, | |
| indisolublemente ligados como en todo saber, superan | |
| de lejos el círculo estrecho de nuestros conceptos | |
| precisos. Estas líneas introductorias han sido escritas | |
| en lenguaje restringido, el de la racionalidad, el de lo | |
| universalmente comunicable; en igual lenguaje están | |
| redactadas todas nuestras notas y observaciones a los | |
| textos alquímicos y otros. Dicha restricción no favore- | |
| ce, sino que obstaculiza la comprensión de aquello que | |
| el texto dice. | |
| No les prestes pues atención. Sin embargo, entien- | |
| de que, puesto que de libros publicados se trata, no son | |
| enteramente inútiles. | |
| Quién sea cada autor, a qué «escuela» pertenezca. | |
| es enteramente igual. Independientemente de su propia | |
| -32- | |
| INTRODUCCIÓN | |
| voluntad, no se trata aquí sino de una manifestación del | |
| Espíritu, en el tiempo, sí, pero no concerniente a | |
| ninguna fenomenología de la historia. En el tiempo | |
| estamos y en él se manifiesta el Espíritu, pero no para | |
| historizarse, sino para inmortalizarnos. Tampoco im- | |
| porta cómo ni a través de quién se manifiesta y las | |
| discusiones al respecto son enteramente inútiles, pues | |
| nies problema de nuestra incumbencia, ni seguramen- | |
| te podemos situarlo. | |
| Por alguna razón tendrás este libro entre las manos. | |
| Lee pues, lector, y que el Señor quiera serte propicio. | |
| Dicen los maestros que llega un momento en que los | |
| libros no hacen falta: ojalá te sea dado alcanzarlo. | |
| Deseo pedirte tu bendición si eres ser piadoso. | |
| Que la luz, la bendición y la proteccción divinas | |
| sean con nosotros. | |
| Miguel Angel Muñoz Moya | |
| Xochimilco, México, | |
| Puebla del Maestre (Badajoz), España | |
| 1% de noviembre1997, | |
| día de la Comunión entre los vivos y los muertos | |
| de esta vida terrenal. | |
| 33%, | |
| La Tabla de Esmeralda | |
| de | |
| Hermes Trismegisto | |
| TABLA DE ESMERALDA | |
| de Hermes Trismegisto | |
| sobre la química? | |
| Palabras de los secretos de Hermes escritas sobre una | |
| tabla de esmeralda que sostenía en sus manos cuando, en | |
| una cueva oscura, fue encontrado su cuerpo embalsamado. | |
| Verdad sin mentira, cierto y muy verdadero: | |
| lo que es inferior es como lo que es superior; | |
| y lo que es superior es como lo que es inferior, | |
| para los cumplimientos de los milagros de una | |
| sola cosa. | |
| Y como todas las cosas fueron desde uno, | |
| por la meditación de uno sólo, | |
| igualmente las cosas fueron nacidas por ello | |
| de una cosa, por adaptación. | |
| Su padre es el Sol, su madre la Luna. | |
| El viento la ha llevado en su vientre. | |
| 28.- Traducción de la primera edición impresa aparecida en | |
| Nuremberg, en 1541 | |
| 32 | |
| HERMES TRISMEGISTO | |
| La Tierra es su nodriza. | |
| En ella está el padre de todos los talismanes del | |
| mundo. | |
| Si es hecha tierra, su fuerza está entera. | |
| Separarás la Tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, | |
| con gran inteligencia. | |
| Él subió de la Tierra al cielo, de nuevo descendió | |
| a la Tierra, y recibió la fuerza superior e inferior. | |
| Así tendrás la gloria del mundo entero. | |
| Por ello toda oscuridad se aleja a ti. | |
| Aquí está la fuerte fuerza de toda fuerza, | |
| que vence toda cosa sutil | |
| y penetra toda cosa sólida. | |
| Así es creado el mundo. | |
| Tales son las admirables adaptaciones cuya manera | |
| está aquí. | |
| Poresosoy llamado Hermes Trismegisto, poseyen- | |
| do las tres partes de la filosofía del mundo entero. | |
| Completo es lo que he dicho de la operación del Sol. | |
| -38 - | |
| OTRA VERSIÓN | |
| DE LA TABLA DE ESMERALDA” | |
| AQUI SE ENCUENTRA LA FORMACION | |
| DE LA NATURALEZA | |
| Es verdad, fuera de duda, cierto, auténtico, | |
| que lo superior viene de lo inferior y lo inferior de lo | |
| superior. | |
| Él hizo maravillas a partir de Uno; | |
| cómo todas las cosas proceden de Uno por un | |
| procedimiento común, | |
| cómo todas las cosas son producidas de esta | |
| sustancia por un procedimiento común. | |
| ¡Cuán maravillosa es su ciencia! El es la cabeza del | |
| - mundo, enel que su padre es el Sol y su madre la | |
| Luna. | |
| 29.- Publicada en la revista Alchimie mediterranéenne. Traduci- | |
| da por Omar Yeshia y Munir Hafez. | |
| -39- | |
| HERMES TRISMEGISTO | |
| El viento lo ha llevado en su seno y la Tierra lo ha | |
| alimentado. | |
| Él es el padre de los talismanes, el poseedor de las | |
| maravillas. | |
| Sus facultades son perfectas. | |
| Él es el restaurador de las luces. | |
| La tierra se ha vuelto un fuego. | |
| Separa la tierra del fuego y él te iluminará. | |
| Lo sutil es más noble que lo grosero. | |
| Lentamente, suavemente, sube hacia el cielo, | |
| coge la luz, y después vuelve a bajar a la Tierra. | |
| En Él está la facultad de lo superior y de lo inferior. | |
| pues en Él hay la luz de las luces, | |
| y es por lo que las tinieblas le huyen. | |
| La fuerza del poderoso vence todas las cosas. | |
| Toda cosa sutil penetra toda cosa grosera. | |
| El microcosmos está formado como el macrocos- | |
| mos. | |
| Esto es mi gloria, | |
| y es por eso por lo que soy llamado Hermes, | |
| tres veces grandes por la sabiduría. | |
| e | | |
| UNA VERSIÓN MÁS | |
| DE LA TABLA DE ESMERALDA” | |
| Es verdadero, sin falsedad alguna, cierto y muy | |
| cierto. | |
| Lo que está encima es igual a lo que está debajo, y | |
| lo que está debajo esigual alo que está encima para | |
| que se cumplan los milagros de una sola cosa. | |
| Y como quiera que todas las cosas lo fueron por la | |
| contemplación de una sóla, así también todas las | |
| cosas surgieron de esta única cosa por un simple | |
| acto de adaptación. | |
| El padre de ello es el Sol, la madre la Luna. | |
| El viento lo llevaba en su seno y la Tierra es su | |
| nodriza. | |
| 30.-E.J]. HOLMYAROD. Alchemy. Penguin Books Ltd. Hatmond- | |
| sworth, Middlessex, 1957. De este libro, excelente en muchos | |
| aspectos y con una especial dedicación a los mal conocidos al- | |
| quimistas ingleses, existe traducción española de María Samper: | |
| Alquimia. Ediciones Redecilla, Barcelona, 1961. | |
| -41- | |
| HERMES TRISMEGISTO | |
| Es el padre de todas las obras maravillosas a lo | |
| largo y ancho del mundo. | |
| El poder del mismo es perfecto. | |
| Si fuese arrojado a la Tierra separaría al elemento | |
| Tierra del elemento Fuego, lo sutil de lo grosero. | |
| Con gran sagacidad asciende suavemente desde la | |
| Tierra al Cielo. | |
| Desciende de nuevo a la Tierra y reúne en sí la | |
| fuerza de las cosas superiores y de las cosas | |
| inferiores. | |
| Asíposeerás la gloria del brillo de todo el universo | |
| y toda oscuridad huirá lejos de ti. | |
| Esta cosa es la recia fortitud de toda fortaleza, ya | |
| que vence a toda cosa muy sutil y penetra en toda | |
| sustancia sólida. | |
| Es así como fue creado este mundo. | |
| Por consiguiente, se alcanzarán adapataciones | |
| maravillosas de las cuales ésta es la clase. | |
| Por esta razón me llaman Hermes Trismegisto., | |
| porque poseo tres partes de la sabiduría del mundo | |
| entero. | |
| Lo que tenía que decir sobre la operación del Sol | |
| está consumado. | |
| -42- | |
| Tabula Smaragdina Hermetis | |
| Esse refert Hermes supera inferioribus «qua, | |
| Si quis mirandum perficere optet opus, | |
| Errantes celso cernuntur in axe Planete, | |
| His est par est fructu Terra metallifero. | |
| Sol Pater est lapidis, Mater vaga Cynthia. | |
| Ventus ventre tulit natum, terra cibavit eum. | |
| -43- | |
| Es dicho por Hermes que lo superior ha de ser | |
| igualado a lo inferior, | |
| si quieres hacer una obra maravillosa | |
| Errantes en lo alto son movidos en el eje los | |
| planetas | |
| Por su fruto metalífero, la tierra es semejante. | |
| El Sol es el padre de la piedra, la errante Cintia | |
| madre. | |
| El Viento la hallevado en su vientre. La Tierra la | |
| ha nutrido. | |
| Esta Tabla de Esmeralda en lenguaje simbólico | |
| está publicada como lámina 95 del compendio de | |
| alquimia publicado bajo el título de Viridarium | |
| Chymicum (El Jardín Químico) **: | |
| Según Bernard Husson, está sacada del Prodomus | |
| Rhodostauroticus , libro de tradición rosacruz” publi- | |
| cado por primera vez en Heidelberg en 1620. La com- | |
| posición del interior del círculo procede a su vez de El | |
| vellocino de Oro”, de fecha anterior. | |
| Los tres escudos ligados por cadenas son la Sal | |
| representada por una estrella, el Azufre representado | |
| por un león y el Mercurio representado por un águila | |
| bicéfala. A la izquierda de la estrella salina se encuentra | |
| la tierra y a la derecha el cielo. Entre los tres encierran | |
| una esfera crucífera en cuyo interior hay una au | |
| invertida cuyo giro a la derecha, al decir de Bernard | |
| Husson, daría el signo espagírico del vitriolo. | |
| 31.- Viridarium Chymicum. Muñoz Moyaeditores. Sevilla, 1986. | |
| 32.- En griego rodos sigifica rosa, y stauros Cruz. | |
| 33 - Véase Salomon Trismosin, «La Toison d'Or ou La Fleur des | |
| trésors», pág. 12. Existe versión moderna en Ed. Retz, París, 1975. | |
| - 45 - | |
| HERMES TRISMEGISTO | |
| El poema que explica la ilustración en El vellocino | |
| de Oro dice que «de este vitriolo nacen los metales». | |
| Estos metales los vemos arriba del grabado como | |
| círculos que rodean un cáliz en el que el sol y la luna | |
| vierten su flujo. | |
| Hay que tener igualmente presente para una ajus- | |
| tada interpretación de esta lámina que los metales son | |
| tambien calendarios e indicadores de las fases de la | |
| Obra (el lector interesado puede profundizar el tema en | |
| muchos textos clásicos como, p. ej. la novena llave de | |
| Basilio Valentín titulada «La revolución de los plane- | |
| tas y los colores») | |
| La filacteria circular contiene el conocido axioma | |
| hermético Visita Interiora Terre Rectficando Invenies | |
| Occultum Lapidem, Visita Interior de la Tierra Recti- | |
| ficando Encuentras la Oculta Piedra, cuya interpreta- | |
| ción así como el lugar donde poner las comas ha dado | |
| lugar a numerosísimos comentarios. | |
| Acabemos señalando que el conjunto, visto en | |
| perspectiva, son dos círculos inscritos en un cuadrado, | |
| alusión según algunos al atanor y al horno. Las flores | |
| de los vértices, cuatro pétalos, macho y hembra, com- | |
| pletan el significado de esta obra simbólica, que no en | |
| balde, Basilio Valentín incluye en sus Doce Llaves de | |
| la Filosofía* bajo el título Paradigma de la Gran Obra. | |
| 34.- Basilio Valentín, Las doce llaves de la F ilosofía. Publicado | |
| en esta colección. | |
| -46 - | |
| Explicación | |
| de | |
| La Tabla de Esmeralda | |
| por | |
| Hortulano | |
| El siglo XIV ve surgir toda una pléyade | |
| de Artistas.... | |
| Grasseo, llamado Hortulano, comentarista de | |
| La tabla de Esmeralda (1358)... | |
| Fulcanelli + | |
| 35.- Fulcanelli: Las Moradas Filosofales, cap. MM, La alquimia | |
| medieval. Muñoz Moya editor. Sevilla, 1989, pág. 107. | |
| -49- | |
| ¡Alabanza, honor y gloria os sean rendidas eterna- | |
| mente, oh Señor, Dios todopoderoso! con vuestro muy | |
| amado Hijo, nuestro salvador Jesús-Cristo, verdadero | |
| Dios y único Hombre perfecto, y el Santo Espíritu | |
| consolador, Trinidad Santa, que sois el Dios único. Os | |
| doy gracias porque habiendo conocido las cosas pasa- | |
| jeras de este mundo, enemigo nuestro, me habéis | |
| sacado de él por vuestra gran misericordia, para que no | |
| fuese pervertido por sus engañadoras voluptuosidades. | |
| Y porque he visto muchos de los que trabajan en este | |
| Arte que no siguen el camino derecho, os suplico, oh | |
| Señor mío y mi Dios, que os pluja que pueda alejar de | |
| este error, por la Ciencia que me habéis dado, a mis | |
| muy queridos y bien amados, para que, habiendo | |
| conocido la verdad, puedan alabar vuestro santo Nom- | |
| bre, que es eternamente bendito. | |
| Por tanto yo, Hortulano, es decir Jardinero, así | |
| llamado a causa de los Jardines marítimos, indigno de | |
| ser llamado Discípulo de la Filosofía, conmovido por | |
| la amistad que tengo a mis muy queridos, he querido | |
| poner por escrito la declaración y explicación cierta de | |
| las palabras de Hermes, padre de los Filósofos aunque | |
| a | |
| HORTULANO | |
| ellas sean oscuras, y declarar sinceramente toda la | |
| práctica de la Verdadera Obra. Y cierto que no sirve de | |
| nada a los Filósofos querer esconder la Ciencia en sus | |
| escritos, cuando obra la Doctrina del Espíritu Santo. | |
| -52- | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Capítulo primero | |
| E] Arte de Alquimia es verdadero y cierto | |
| El Filósofo dice: Es verdad, a saber, que el Arte de | |
| Alquimia nos ha sido dado. Sin mentira; dice eso para | |
| convencer a los que dicen que la Ciencia es embustera, | |
| es decir, falsa. Cierto, es decir experimentado, pues | |
| todo lo que es experimentado es muy cierto y muy | |
| verdadero pues el muy verdadero Sol es procreado por | |
| el Arte. | |
| Dice muy verdadero, en superlativo, porque el Sol | |
| engendrado por este Arte, sobrepasa a todo Sol natural | |
| en todas las propiedades, tanto medicinales como otras. | |
| 5 | |
| HORTULANO | |
| Capítulo 1 | |
| La Piedra debe ser dividida en dos partes | |
| A continuación toca la operación de la Piedra | |
| diciendo que lo que está abajo es como lo que está | |
| arriba. | |
| Dice eso porque la Piedra está dividida por el | |
| Magisterio en dos partes principales, a saber, en la | |
| parte superior, que sube arriba, y en la parte inferior que | |
| queda abajo fija y clara. Y sin embargo estas dos partes. | |
| son acordes en virtud. Es por lo que dice: y lo que está | |
| arriba es como lo que está abajo. Ciertamente esta | |
| división es necesaria. Para hacer los Milagros de una | |
| cosa. Es decir de la Piedra; pues la parte inferior es la | |
| Tierra, que es la Nodriza y el Fermento; y la parte | |
| superior es el Alma, la cual vivifica toda la Piedra, y la | |
| resucita, Es por lo que estando hecha la Separación y la | |
| Conjunción muchos Milagros vienen a hacerse en la | |
| Obra secreta de la Naturaleza. | |
| -54- | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Capítulo IU | |
| La Piedra tiene en sí los cuatro elementos | |
| Y como todas las cosas han sido y son venidas de | |
| ino por la mediación de uno. Aquí da un ejemplo | |
| liciendo: Como todas las cosas han sido y son salidas | |
| le uno, a saber, de un globo confuso, o de una masa | |
| onfusa, por la mediación,es decir, porel pensamiento | |
| , creación de uno, es decir, de Dios todopoderoso. Así | |
| on nacidas todas las cosas.Es decir son salidas de esta | |
| osa única, es decir de una Masa confusa, por adapta- | |
| ión, es decir por el solo mando y milagro de Dios. Así | |
| uestra Piedra es creada y salida de una Masa confusa, | |
| -onteniendo en sí todos los Elementos, la cual ha sido | |
| reada por Dios, y por su Milagro, nuestra Piedra ha | |
| salido y nacido de Él. | |
| -55- | |
| HORTULANO | |
| Capítulo IV | |
| La Piedra tiene Padre y Madre, | |
| que son el Sol y la Luna | |
| Como vemos que un Animal engendra natural- | |
| mente varios otros animales parecidos a él, así el Sol | |
| engendra artificialmente el Sol por la virtud de la | |
| Multiplicación de la Piedra. Es por lo que sigue: El So/ | |
| es su Padre, es decir, el Oro de los Filósofos. Y porque | |
| en todas las generaciones naturales debe haber un lugar | |
| propio para recibir las Simientes, con alguna conformi- | |
| dad de parecido en parte. Así es necesario que en esta | |
| Generación artificial de la Piedra, el Sol tenga una | |
| materia que sea como una Matriz propia para recibir su | |
| Esperma y su Tintura. Y eso es la Plata de los Filósofos. | |
| Por ello es por lo que sigue, y la Luna es su Madre. | |
| -56- | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Capítulo V | |
| La conjunción de las Partes | |
| es la concepción y la generación de la Piedra | |
| Cuando estos dos se reciben el uno al otro en la | |
| Conjunción de la Piedra, la Piedra se engendra en el | |
| vientre del Viento, y es lo que dice poco después: El | |
| Viento la ha llevado en su Vientre. Se sabe bien que el | |
| Viento es Aire, y el Aire es vida, y la vida es el Alma, | |
| la cual ya he dicho antes que vivifica toda la Piedra. Así | |
| es preciso que el Viento lleve toda la Piedra, y la lleve | |
| de nuevo, y que engendre el Magisterio. Es por lo que | |
| se sigue que debe recibir alimento de su Nodriza, a | |
| saber de la Tierra. Así el Filósofo dice: La Tierra es su | |
| Nodriza. Pues al igual que el Niño no llegaría nunca a | |
| crecer sin el alimento que recibe de su Nodriza, de la | |
| misma manera nuestra Piedra no llegaría nunca a | |
| efecto sin la fermentación de la Tierra; y el fermento es | |
| llamado alimento. De tal suerte se engendra de un | |
| Padre,con la conjunción de su Madre, la cosa,es decir, | |
| los Hijos parecidos a los Padres, los cuales, si la | |
| - cocción noes larga, serán hechos parecidos a la Madre, | |
| y retendrán el peso del Padre. | |
| -57- | |
| HORTULANO | |
| Capítulo VI | |
| La Piedra es perfecta | |
| si el Alma es fijada en el Cuerpo | |
| Después continúa: El Padre de todo el Telema del | |
| Mundo está aquí, es decir, en la Obra de la Piedra hay | |
| una vía final. Y observad que el Filósofo llama a la | |
| Operación el Padre de todo el Telema, es decir, de todo | |
| el Secreto o Tesoro de todo el Mundo, a saber, de toda | |
| Piedra que ha podido encontrarse en este Mundo. Está | |
| aquí. Como si dijera: he aquí que te la enseño. Después | |
| el Filósofo dice ¿quieres que te enseñe cuando la fuerza | |
| de la Piedra está acabada y es perfecta? | |
| Ello ocurrirá cuando sea convertida y cambiada en | |
| su tierra. Y por eso, dice, su fuerza y potencia está | |
| entera, es decir, perfecta y completa, si es convertida | |
| y cambiada en tierra. Es decir, si el alma de la Piedra | |
| (de la que hemos mencionado mas arriba que el Alma | |
| es llamada Viento, y Aire, en la cual está toda la vida | |
| y la fuerza de la Piedra) es convertida en tierra, a saber | |
| de la Piedra, y la fija de manera tal que toda la Sustancia | |
| - 58 - | |
| | | |
| ¿ | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESMERALDA | |
| * de la Piedra esté tan bien unida con la Nodriza (que es | |
| | la Tierra) que toda la Piedra sea convertida y vuelta | |
| - fermento. Y como cuando se hace pan un poco de | |
| levadura alimenta y fermenta una gran cantidad de | |
| masa y así cambia toda la sustancia de la masa en | |
| fermento, también el Filósofo quiere que nuestra Pie- | |
| dra sea fermentada de tal manera, que sirva de fermento | |
| a su propia multiplicación. | |
| -59- | |
| HORTULANO | |
| Capítulo VI | |
| La mondificación de la Piedra | |
| A continuación enseña como debe multiplicarse la | |
| Piedra: pero antes pone la mondificación de la misma | |
| y la separación de las partes, diciendo: Separarás lu | |
| Tierra del Fuego, el Sutil del Espeso, suavemente, con | |
| gran industria. Suavemente, es decir, poco a poco, no | |
| con violencia, sino con espíritu e industria, a saber por | |
| la mierda* de ave o estiércol filosofal. Separarás, es | |
| decir, disolverás, pues la disolución es la separación de | |
| las partes. La Tierra del Fuego, el Sutil del Espeso, es | |
| decir, los posos y la inmundicia del Fuego, del Aire y | |
| del Agua y de toda la Sustancia de la Piedra de manera | |
| que quede enteramente sin inmundicia. | |
| 36.- La palabra original significa literalmente: «excremento o | |
| líquido de aves, de pájaros salvajes; y de algunos animales» | |
| -60- | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Capítulo VIII | |
| La Parte no fija de la Piedra, | |
| debe separar la Parte fija y elevarla | |
| Estando preparada la Piedra de esta forma, se | |
| puede entonces multiplicar. Por lo tanto pone ahora la | |
| Multiplicación; y habla de la fácil licuefacción o | |
| fusión de ésta por la virtud que la misma tiene de ser | |
| - entrante y penetrante en los Cuerpos duros y blandos, | |
| diciendo: Sube de la Tierra al cielo y directamente | |
| desciende a la Tierra. Aquí hay que notar bien que | |
| aunque nuestra Piedra, en su primera Operación, se | |
| divida en cuatro partes, que son los cuatro Elementos, | |
| sin embargo, como ha sido dicho arriba, hay dos Partes | |
| principales en ella; una que sube arriba, que es llamada | |
| la no fija, o la volátil; y la otra que queda fija abajo, que | |
| - es llamada tierra o fermento, como se ha dicho. Pero | |
| hay que tener gran cantidad de la parte no fija, y darle | |
| a la Piedra, cuando la misma esté muy limpia y sin | |
| suciedad, y hay que darle tantas veces, por el Magiste- | |
| rio, que toda la Piedra, por la virtud del Espíritu, sea | |
| llevada arriba, sublimándola y haciéndola sutil. Y eso | |
| es lo que dice el Filósofo: Él sube de la Tierra al Cielo. | |
| -61- | |
| HORTULANO | |
| Capítulo IX | |
| La Piedra volátil | |
| debe ser fijada una segunda vez” | |
| Después de todo eso, hay que incerar*? esta misma | |
| Piedra (así exaltada y elevada, o sublimada) con el | |
| Aceite que ha sido sacado de ella en la primera opera- | |
| ción que se llama Agua de la Piedra. Y hay que darle | |
| vueltas muy a menudo al sublimarla, hasta que por la | |
| virtud de la fermentación de la Tierra (con la Piedra | |
| elevada o sublimada) toda la Piedra, por reiteración. | |
| desciende del Cielo a la Tierra, permaneciendo fija y | |
| fluyente. Y es lo que dice el Filósofo: desciende a la | |
| tierra. Y así: Recibe la fuerza de las cosas superiores, | |
| sublimando, de las inferiores, descendiendo; es decir, | |
| que lo que es corporal, será hecho espiritual en la | |
| sublimación, y lo espiritual, será hecho corporal en la | |
| Descensión, o cuando la materia desciende. | |
| 37.- Una segunda vez; una vez todavía. | |
| 38.- Incerar: de la raíz latina cera: dar a una materia la consisten- | |
| cia de la cera, mezclar cera a una sustancia. | |
| 6D | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Capítulo X | |
| De la utilidad de Arte | |
| y de la eficacia de la Piedra | |
| Tendrás por este medio la gloria de todo el Mundo. | |
| Es decir, por esta Piedra así compuesta, poseerás la | |
| gloria de todo el Mundo. Y por eso toda oscuridad se | |
| irá de ti,es decir toda pobreza y enfermedad. Ello es la | |
| Fuerza fuerte de toda fuerza. Pues no hay ninguna | |
| comparación de las otras Fuerzas de este Mundo con la | |
| Fuerza de esta Piedra: pues ella vencerá toda cosa sutil, | |
| y penetrará toda cosa sólida. Vencerá, es decir, ven- | |
| ciendo y subiendo, cambiará y convertirá el Mercurio | |
| vivo congelándolo, él que es sutil y blando, y penetrará | |
| los otros Metales, que son cuerpos duros, sólidos y | |
| firmes. | |
| -63 - | |
| HORTULANO | |
| Capítulo XI | |
| El Magisterio imita | |
| la Creación del Universo | |
| El filósofo da a continuación un ejemplo de la | |
| Composición de la Piedra, diciendo: Así ha sido creado | |
| el Mundo, es decir, que nuestra Piedra está hecha de la | |
| misma manera como ha sido creado el Mundo. Pues las | |
| primeras cosas de todo el Mundo, todo lo que ha sido | |
| en el Mundo, ha sido primero una Masa confusa, y un | |
| Caos sin orden, como ha sido dicho arriba. Y después, | |
| por el artificio del soberano Creador, esta Masa confu- | |
| sa, habiendo sido admirablemente separada y rectifica- | |
| da, ha sido dividida en cuatro Elementos: y a causa de | |
| esta separación, se hacen diversas y diferentes cosas. | |
| Así también se pueden hacer diversas y diferentes | |
| cosas por la producción y disposición de nuestra Obra, | |
| y ello por la separación de los diversos Elementos de | |
| los diversos Cuerpos. De ello serán y saldrán admira- | |
| bles adaptaciones. Es decir, si separas los Elementos, | |
| se harán admirables Composiciones propias a nuestra | |
| - 64 - | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESMERALDA | |
| -Obra, en la Composición de nuestra Piedra, por la | |
| conjunción de los Elementos rectificados. De las cua- | |
| * les, es decir de cuyas cosas admirables propias para | |
| ] ello, el medio, saber proceder a ello, está aquí. | |
| -65- | |
| HORTULANO | |
| Capítulo XII | |
| Declaración enigmática | |
| de la Materia de la Piedra | |
| Es por lo que ha sido llamado Hermes Trismegis- | |
| to, es decir, Mercurio tres veces grande. Después que | |
| el Filósofo ha enseñado la Composición de la Piedra, | |
| muestra aquí encubiertamente de qué se hace nuestra | |
| Piedra, nombrándose a sí mismo. Primero, para que los | |
| discípulos que lleguen a esta Ciencia, se acuerden | |
| siempre de su nombre. Pero sin embargo toca de qué | |
| está hecha la Piedra diciendo a continuación: Teniendo | |
| las tres partes de la Filosofía de todo el Mundo, porque | |
| todo lo que es en el Mundo, teniendo Materia y Forma, | |
| está compuesto de los cuatro elementos. Aunque en el | |
| Mundo haya una infinidad de cosas que lo componen | |
| y que son las Partes, el Filósofo sin embargo las divide | |
| y las reduce todas a tres Partes, a saber, a la Parte | |
| mineral, vegetal y animal, de todas las cuales, juntas o | |
| por separado, ha tenido la verdadera Ciencia, en la | |
| operación del Sol, o Composición de la Piedra. Por eso | |
| -66- | |
| EXPLICACIÓN DE LA TABLA DE ESMERALDA | |
| es por lo que dice: Teniendo las tres partes de la | |
| : Filosofía de todo el Mundo, cuyas todas tres están | |
| contenidas en la sola Piedra, a saber, en el Mercurio de | |
| los Filósofos. | |
| - 67 - | |
| HORTULANO | |
| Capítulo XII | |
| Por qué la Piedra es llamada perfecta | |
| Esta Piedra es llamada perfecta, porque tiene en sí | |
| la naturaleza de las cosas minerales, vegetales y anima- | |
| les. Es por lo que es llamada triple, de otra manera trina- | |
| una, es decir triple y única, teniendo cuatro Naturale- | |
| zas, a saber, los cuatro Elementos, y tres colores: el | |
| negro, el blanco y el rojo. También es llamada grano de | |
| trigo el cual, si no muere, quedará solo, y si muere | |
| (como ha sido dicho arriba, cuandos se junta en la | |
| conjunción) trae mucho fruto; a saber, cuando las | |
| Operaciones de las que hemos hablado, son llevadas al | |
| último punto de perfección. ¡Oh, amigo lector! si haces | |
| la Operación de la Piedra, te he dicho la verdad, si no | |
| la haces, no te he dicho nada. | |
| Lo que yo he dicho de la operación del Sol está | |
| acabado y llevado al último punto de perfección. Es | |
| decir, lo que ha sido dicho de la Operación de la Piedra | |
| de tres Colores y cuatro Naturalezas, que están en una | |
| cosa única, a saber, en el solo Mercurio filosofal, está | |
| acabado y terminado. | |
| -68- | |
| La Tabla de Esmeralda | |
| por | |
| Fulcanelli | |
| (Capítulo de su libro Finis Gloriae Mundi) | |
| ) | |
| INTRODUCCIÓN | |
| Fulcanelli es el seudónimo del mayor alquimista con- | |
| temporáneo, y uno de de los grandes maestros de todos los | |
| tiempos. | |
| Sobre él circulan infinidad de rumores, pero no se sabe | |
| nada cierto. | |
| La revista LA TOUR DE SAINT JACQUES consagró | |
| un número especial al misterio de su identidad, existiendo | |
| diversas hipótesis. | |
| La única persona que lo conoció fue Eugene Canseliet | |
| a quien Fulcanelli remitió sus manuscritos para su publica- | |
| ciónen 1925, pero jamás ha revelado su identidad. Canseliet | |
| dice en el Prólogo a la primera edición francesa de EL | |
| MISTERIO DE LAS CATEDRALES*: | |
| Hace ya tiempo que el autor de este libro no está entre | |
| nosotros. Se extinguió el hombre. Soló persiste su | |
| recuerdo ...Sus numerosos amigos, hermanos desco- | |
| nocidos que esperaban de él la solución del misterio- | |
| 38. Fulcanelli, El Misterio de las catedrales. Muñoz Moya editores, | |
| Sevilla 2000 | |
| FULCANELLI | |
| so Verbum dimissum, le llorarán conmigo ... Desapa- | |
| reció al sonar la hora fatídica, cuando se produjo lu | |
| Señal ... Fulcanelli ya no existe. Sin embargo, y éste | |
| es nuestro consuelo, su pensamiento permanece, | |
| ardiente y vivo, encerrado para siempre en estas | |
| páginas como en un sanitario. | |
| Posteriormente, con inciertas alusiones a la existencia | |
| en otros planos y a aspectos secretos de la alquimia, tales | |
| afirmaciones han sido matizadas y algunos afirman que | |
| Fulcanelli siguió existiendo. Según se cuenta, el premio | |
| Nobel de física Jacques Bergier, fue visitado en 1937 por | |
| Fulcanelli quien le reveló algunos secretos referentes a la | |
| fisión nuclear”? Los rumores han seguido proliferando y, al | |
| parecer, Fulcanelli ha seguido siendo visto en los más | |
| diversos lugares, el último de lo cuales, la ciudad española | |
| de Sevilla (España). | |
| Fulcanelli fue el autor de dos obras cumbres de alqui- | |
| mia: una EL MISTERIO DE LAS CATEDRALES Y LA | |
| INTERPRETACIÓN ESOTÉRICA DE LOS SÍMBOLOS | |
| HERMÉTICOS, y la otra LAS MORADAS FILOSOFALES | |
| Y EL SIMBOLISMO HERMÉTICO EN SUS RELACIONES | |
| CON EL ARTE SAGRADO Y EL ESOTERISMO DE LA | |
| GRAN OBRA. | |
| Los originales de ambas fueron escritos en francés y | |
| publicados por Omnium Literaire de París en 1925 y 1929, | |
| 39. Véase El retorno de los Brujos, Louis Pauwels y Jacques Bergier, | |
| Plaza i Janés 1971, Cap. La alquimia como ejemplo, II. | |
| 40. Fulcanelli, Las Moradas filosofales, Muñoz Moya editores, Sevilla | |
| 1989. | |
| -72- | |
| "EA | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| En julio de 1999, Fulcanelli hace llegar el original de su | |
| + tercera y última obra a Jacques d' Ares: FINIS GLORIAE | |
| . MUNDI." | |
| El autor ha tenido poderosas razones, expuestas en el | |
| libro, para abandonar el silencio | |
| «No es costumbre que un Adepto vuelva a coger la | |
| pluma después de haber franqueado su propia trans- | |
| mutación y sólo razones imperiosas que ponen en | |
| juego el destino de la humanidad entera han podido | |
| convencernos para que rompamos esta regla, habi- | |
| tualmente inquebrantable, y abandonemos el manto | |
| de silencio con el que se cubre quien pasa por las | |
| ascuas del Fénix.» | |
| Tras esta fugaz aparición se despide y se retira de nuevo | |
| al silencib: | |
| «Este libro, escrito desde la urgencia, será el último | |
| que firmará Fulcanelli. Podamos tras eso, habiendo | |
| cumplido el deber que nos incumbe, volver a entrar | |
| en el Silencio del adeptado y no obrar más que según | |
| las vías que requiere este estado.» | |
| «No es, aunque lleva el mismo título, la que retiramos | |
| anuestro leal y muy buen discípulo Eugéne Canseliet, | |
| hace ya de eso más de 70 años. Nos pareció entonces | |
| que si habían llegado los signos de hacer públicos el | |
| modus operandi de la vía seca, los tiempos no esta- | |
| 41. Fulcanelli, Finis Gloriae Mundi. Muñoz Moya editores, Sevilla, 2000. | |
| FULCANELLI | |
| ban, ¡ay!, todavía maduros para desvelar los arca- | |
| nos del ars brevis»*? | |
| «Los intentos actuales por traer esta excepcional | |
| transición de fase a una fecha más satisfactoria para | |
| la razón inferior, 1999 en el que estamos o 2000 que | |
| es una cifra redonda del calendario, no tienen senti- | |
| do alguno.. $ | |
| En Finis Gloriae Mundi se dan indicaciones preciosas | |
| sobre el «modus operandi» en general y, en especial, se | |
| desvelan arcanos del ars brevis -lo que nunca se había | |
| hecho- a quienes intentan aproximarse al Adeptado. | |
| Por ejemplo Fulcanelli analiza de manera bastante | |
| explícita, por no decir de manera totalmente explicita, | |
| errores que cometen muchos: el estado de la materia llama- | |
| da «Prostituta escarlata»; algunos errores de Filaleteo res- | |
| pecto a la confusión de los vasos noble y vil que lleva a la | |
| pérdida de la Obra; la trampa «no de las menores» -como | |
| dice el autor- que lleva a confundir la estéril prostituta | |
| escarlata o el ciclo «de la cuatro edades» con la obtención de | |
| la Piedra; algunos remedios para rectificar el error en una u | |
| otra de las obras así como la manera de detectarlos; la | |
| multiplicación de la quintaesencia y cuantas ruedas pueden | |
| hacerse y cuales son sus características; los errores más | |
| frecuentes sobre «el sujeto de los sabios»; la insuficiencia | |
| -el «ni menos» de un capítulo que se llama «Ni más ni | |
| menos»- de «espíritu astral» del que habla Cyliani (Hermes | |
| Desvelado) tras la «apertura de la materia» absolutamente | |
| 42. Fulcanelli, Finis Gloriae Mundi. Carta de Fulcanelli, Nota introductoria. | |
| 43. Fulcanelli, Finis Gloriae Mundi. Capítulo IX, Multiplicación. | |
| 27d | |
| Ml | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| indispensable para el trabajo del Artista, y un larguísimo | |
| etcétera imposible de detallar aquí. | |
| Son cosas no dichas hasta ahora. Sobre todo particular- | |
| ' mente claro e importante es los concerniente a las relaciones | |
| " entre al Artista y la materia y como estos dos polos de la | |
| + obra, artista y materia en obra, se interpenetran y determinan | |
| ' los resultados. | |
| Pero Fulcanelli no se limita en este libro ala «operatoria» | |
| , y su fundamento filosófico. Las teorías físicas del «campo | |
| unitario» (lo que está abajo es como lo que está arriba), la | |
| ' fisión nuclear (el Sol es su padre), los viajes de los | |
| cosmonautas a la luna (la luna es su madre), el control de los | |
| climas y la manipulación de la opinión pública (el viento lo | |
| - ha llevado en su vientre), la ingeniería genética (la tierra es | |
| - sunodriza), la clonación se seres (su fuerza está entera si es | |
| - convertido en tierra), fusión y fisión nuclear (separarás la | |
| : tierra del fuego....) ,el porqué de este inusual comentario de | |
| la Tabla de Esmeralda, así como quien realizó la inversión | |
| alquímica, por qué motivo y sobre la base de qué errores | |
| alquímicos, están ampliamente tratados, asícomo sus reme- | |
| dios. | |
| También trata, siempre sobre base alquímica, del fin de | |
| los tiempos, de la interpretación mecánica de lo que se ha | |
| dado en llamar «Las Cuatro edades del Mundo» particular- | |
| mente de la de los discípulos de René Genon y de como, al | |
| igual que en el crisol, ni estos ciclos, ni el fin de los tiempos, | |
| son irreversibles hasta que el Ángel toque su trompeta, así | |
| como también explica por qué son inútiles los intentos de | |
| inversión alquímica cuyos resultados son la desatrosa socie- | |
| dad que vivimos hoy (en el capítulo Las resistencias de la | |
| materia). | |
| -75- | |
| FULCANELLI | |
| También hace afirmaciones sorprendentes en el capítu- | |
| lo El secreto de los filósofos, como por ejemplo: | |
| «En revistas de divulgación hemos visto descripcio- | |
| nes de nuestros pequeños particulares e incluso | |
| algunas fases de la obra. En tal situación ya no es útil | |
| usar un lenguaje simbólico, tanto menos cuanto que | |
| el uso perverso cuya tentación temían los filósofos, | |
| ha llegado a ser un juego diario de las potencias | |
| militares y de sus servicios especiales.» | |
| FINIS GLORIAE MUNDI, junto con EL MISTERIO | |
| DE LAS CATEDRALES y LAS MORADAS | |
| FILOSOFALES, es la trilogía de Fulcanelli que conforma | |
| una de las obras aqluímicas más importante de todos los | |
| tiempos. | |
| Reproducimos a continuación el capítulo de dicho libro | |
| que lleva por título La tabla de esmeralda que, aunque | |
| inusual, y más sorprendente todavía separado del contexto | |
| del libro cuyo tema podríamos designar muy brumosamente | |
| con el nombre de «alquimia social», creemos de estudio y | |
| difusión importante y urgente. | |
| Miguel Angel Muñoz | |
| Sevilla, 2000 | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| Desde que el presidente Truman mandó lanzar sobre | |
| Hiroshima la primera bomba A, inútil desde el punto de | |
| vista estratégico puesto que el Japón,exangie, se preparaba | |
| para rendirse, rendición que no se adelantó sino unos días, | |
| adquirimos la certidumbre que un grupo de hombres perse- | |
| guía secretamente un fin más exigente que terminar la | |
| guelra. El Sr. Truman y sus consejeros no sólo querían | |
| probar su proyecto mortal en condiciones reales sino asegu- | |
| rar al gobierno americano una supremacía sin participación | |
| y probarlo a los ojos del mundo. No comprendimos el | |
| alcance exacto de su proyecto que podía pasar entonces por | |
| la ambición de una nueva Roma en el imperio occidental. A | |
| lo largo de los decenios siguientes todo el plan se volvió | |
| claro a nuestros ojos pues se inspiraba estrechamente en el | |
| más corto y esencial de los escritos alquímicos, la Tabla de | |
| Esmeralda. | |
| Releamos por lo tanto este texto mayor para comentar | |
| las adaptaciones hechas en ella con el fin de gobernar | |
| orientadamente a las sociedades y para el desarrollo de las | |
| ciencias. | |
| 77 - | |
| FULCANELLI | |
| Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero. | |
| Lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que | |
| está arriba es como lo que está abajo; por estas cosas se | |
| hacen los milagros de una sola cosa. Y como todas las | |
| cosas son y provienen de UNO, por la mediación de UNO, | |
| así todas las cosas son y provienen de esta cosa única, por | |
| adaptación. | |
| La unidad, sustrato de toda cosa, fue presentida desde | |
| la antigiiedad por los filósofos hindús y griegos como lo | |
| atestiguan los Upanishad y el Poema de Parménides. El | |
| sentido profundo de estos textos ha sido desarrollado en | |
| numerosos comentarios y no insistiremos en ello. Los | |
| físicos que conocimos antes de la guerra le daban el nombre | |
| de campo unitario y desesperaban encontrarlo mediante sus | |
| cálculos y comprender sus efectos. Por nuestra parte ni | |
| alentamos ni desalentamos sus esfuerzos en este sentido. | |
| Varios de estos sabios, conscientes de las amenazas que | |
| hacían pesar sobre el mundo las convulsiones de Alemania | |
| y la cristalización de fuerzas oscuras, soñaban entonces en | |
| uniformar las sociedades humanas en una misma civiliza- | |
| ción pacífica que fuera como el reflejo del campo unitario | |
| de la materia. Eran, ya lo hemos dicho, niños deslumbrados | |
| por la luz del Umbral, ignorantes de los peligros y | |
| desbordantes de entusiasmo. Se preparaban, como en los | |
| cuentos de hadas, a vencer al lobo para vivir felices el resto | |
| de sus días. ¿Cómo concibieron tantas ilusiones sobre lo que | |
| fermentaba desde decenios en las sociedades iniciáticas | |
| occidentales con las que algunos de ellos se habían sin | |
| embargo relacionado? ¿Cómo pudieron entregarse a los | |
| jefes militares y políticos americanos, no atados de pies y | |
| -78 - | |
| Ñ | |
| 3 | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| manos sino corriendo y retozando como niños tras el flau- | |
| tista? | |
| Los primeros trabajos en los que se los empleó versa- | |
| ban sobre el campo unitario. Como habíamos previsto | |
| fueron vanos. Las raras confidencias del Sr. Rosen, asistente | |
| del profesor Einstein, confidencias que nos han sido conta- | |
| das, daban cuenta del abandono de las investigaciones a | |
| causa de terribles accidentes de los que no comprendían | |
| nada y que sus ecuaciones no había permitido prever. Los | |
| suministradores de fondos, almirantes de la Navy o directo- | |
| res de agencias credas ex profeso y dependientes del Secre- | |
| tariado de Defensa, exigieron secreto y aislaron a todos los | |
| testigos. Sin embargo, si el campo físico resistía a todos sus | |
| esfuerzos, la idea de la unificación de los hombres se abría | |
| paso y los accionistas de la industria hacían sus cálculos, | |
| seducidos menos por la esperanza de que se acabaran las | |
| guerrad que por la perspectiva de un imperio mundial | |
| invisible al servicio de América. | |
| ¿Fue entonces cuando cabezas locas se dieron cuenta | |
| de la similitud entre las preocupaciones de los sabios y los | |
| primeros versículos de la Tabla de Hermes, o ya acariciaban | |
| la ambición de remodelar el mundo «reconciliando» tradi- | |
| ción y modernidad que la mayor parte de los epígonos del | |
| esoterismo se dedicaban a separar cuando no a oponer? No | |
| tenemos respuesta a esta pregunta. El esoterismo occidental | |
| aparecía desde finales del otro siglo como un campo cerrado | |
| en el que se enfrentaban voluntades y proyectos que de | |
| tradicional no tenían sino la apariencia y de los que el | |
| nazismo ofrecía el más lamentable de los espectáculos. | |
| ¡Locos fáusticos! Al menos hasta entonces estas quimeras | |
| bullían en vasos cerrados, en las trastiendas de librerías | |
| polvorientas o en los salones privados de rentistas muertos | |
| -79- | |
| FULCANELLI | |
| de aburrimiento. Pero la aventura nazi dio a muchos de que | |
| el poder estaba al alcance de la mano de los audaces. La | |
| sinarquía del Sr. Alveydre, que en sus orígenes no era sino | |
| una pálida imitación de la sociedad medieval, tomaba el | |
| sentido de una dictadura oculta de «superiores desconoci- | |
| dos» y todo soplador insignificante, por poco que se hubiera | |
| rozado con los ritos mágicos de moda, se sentía el alma de | |
| un Cagliostro. | |
| El Sol es su padre... | |
| En 1943, tras los fracasos parciales sobre los trabajos | |
| del campo unitario, el interés refluyó hacia las energías | |
| intratómicas. A decir verdad ya habían visto la luz, al menos | |
| sobre el papel, varios ensayos de «pilas» y todo lo que | |
| retenía a los sabios para intentar liberar la energía de Path | |
| era el temor a la reacción en cadena. La carta del Sr. Einstein | |
| al presidente Roosvelt sirvió de pretexto. ¡Hablad de huesos | |
| a los perros, de bombas a los militares y los veréis gruñir de | |
| gusto! La continuación es conocida de todos. El Sr. | |
| Oppenheimer, citando ante el fogonazo los versos del | |
| Majabáratra: «Si de repente apareciera en el cielo el res- | |
| plandor de mil soles, su brillo no haría sino aproximarse a la | |
| gloria de este espectáculo»* confirmaba a los ojos de los | |
| aprendices demiurgos la justeza de la Tabla de Esmeralda. | |
| Faltaba todavía que este sol concebido por las manos del | |
| 44. Majabáratra, Libro VI. Subrayaremos que estos versos no se | |
| aplican a las “terribles armas de Indra” sino a las transfiguraciones de | |
| Krisna. Para el Sr. Oppenheimer el fulgor mortal de la bomba se | |
| transformaba en la revelación de la gloria de la materia; nadie sabía | |
| todavía cuales serían sus consecuencias. (Nota de Fulcanelli) | |
| - 80 - | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| hombre apareciese al mundo en el esplendor de sus nubes; | |
| ' nuestros rufianes sabían su Biblia y su salmo 18: «De sus | |
| narices salía humo y de su boca un fuego devorador... | |
| Delante suyo, nubes de las que salían relámpagos, granizos | |
| y carbones de fuego...» Así el presidente Truman ordenó | |
| bombardear Hiroshima y Nagasaki para que se viera que los | |
| rayos y la potencia de los astros ya no pertenecían al Zeus | |
| olímpico sino a los hombres, a algunos hombres. | |
| ... y la luna su madre | |
| Acabada la guerra y dominado el sol nuclear, se intere- | |
| saron inmediatamente por los trabajos del Sr. von Braun y | |
| por perfeccionar sus V2. La carrera del espacio alcanzó su | |
| punto culminante cuando dos astronautas embutidos en sus | |
| escafandras dieron algunos pasos por nuestro satélite. Una | |
| interpretación tan literal podría no ser sino trabajo de | |
| soplador pero su práctica parece más retorcida. La «con- | |
| quista» de la Luna fue abandonada poco tiempo después de | |
| esta burda marcha. Sin duda no esperaban de ella sino una | |
| huella simbólica en el alma de las masas. Al igual que con | |
| la bomba de Hiroshima, un acto ostentoso debía persuadir a | |
| los hombres de su dominio sobre las potencias cósmicas e | |
| ilusionarlos con que, a continuación, todos participarían de | |
| un proyecto que, en los hechos, se reservaban ellos. | |
| -81- | |
| FULCANELLI | |
| El viento lo ha llevado en su vientre. | |
| Del viento, al igual que con la Luna, hicieron una | |
| lectura literal y se dedicaron a continuación a controlar los | |
| climas reteniendo las masas de aire mediante «muros de | |
| ondas» levantados sobre continentes enteros, análogos al | |
| confinamiento magnético de los flujos de partículas en los | |
| grandes aceleradores. Las primeras experiencias,en 1975 y | |
| 76, escaparon a todo control durante varios meses. Las | |
| segundas, en 1983, tuvieron mejores resultados pero no se | |
| levantó su secreto aunque circularon rumores en las univer- | |
| sidades. La contrapartida social del dominio de los vientos | |
| se tradujo en un intento de controlar la opinión, lo que | |
| Virgilio llamaba fama volans, tan móvil y fugaz como la | |
| brisa. | |
| La tierra es su nodriza y su receptáculo. | |
| Para asegurarel retorno a alguna materia densa decidie- | |
| ron entonces favorecer los trabajos sobre lo viviente y la | |
| ingeniería genética de la que hemos dicho todas las reservas | |
| que nos inspira. | |
| Las cuatro citas que abren este versículo de la Tabla de | |
| Esmeralda cuyos comentarios en actos acabamos de descri- | |
| bir corresponden en una lectura alquímica canónica a los | |
| cuatro elementos, en un orden extraño: fuego, aire, agua y | |
| tierra, en el que alternan lo sutil y lo denso, lo caliente y lo | |
| frío. Subrayemos la progresión de los éteres hasta el acaba- | |
| miento de la corporificación, correspondientes a los cuatro | |
| primeros días del Génesis. La Obra divina de la creación | |
| revelada por el Gran Hermes sigue estrechamente el «ciclo» | |
| -82- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| - de las cuatro Edades, edad de oro del Sol, edad de plata de | |
| la Luna, edad de bronce de los héroes erráticos cuyas | |
| correrías poseen la libertad del viento, edad del hierro | |
| densificado al máximo. El lector comprenderá mejor por | |
| qué la aparición de estos ciclos tras el fin del proceso de la | |
| Creación significa que se cometió un error. Efectivamente, | |
| desde que la densificación material del cosmos se acabó no | |
| era necesario ya seguir más adelante. Admitamos incluso | |
| que, por analogía, este ciclo se aplique a las civilizaciones; | |
| debería resumir su nacimiento pero, una vez que toman | |
| cuerpo ¿para qué destruirlas y volver a empezar ad libitum | |
| la generación de abortos? Pese al absurdo de semejante | |
| rueda loca girando sin fin, podríamos admitir un ciclo así si | |
| la enseñanza de Hermes se detuviera ahí; pero después de | |
| haber comentado brevemente esta primera etapa de la Obra | |
| divina e introducido a su discípulo a la contemplación de los | |
| orígenés, describe muchas otras operaciones. | |
| La aparición inesperada de las cuatro edades en el crisol | |
| tiende a rehacer naturalmente lo que, por accidente, fue | |
| demasiado deshecho; o, a veces, a obtener el «castigo» de | |
| una corporificación demasiado extremada. Sin embargo, en | |
| la historia de las civilizaciones ocurre que introduce una | |
| creación real, aunque sólo conocemos un ejemplo, que se | |
| extiende a lo largo de varios milenios a partir del despertar | |
| inducido por la última inversión de los polos. Cuando se | |
| examinan tiempos más cortos, aparece inmediatamente | |
| algún furor sangriento o la desmesura del orgullo, y lleva a | |
| una época a la vez caótica y petrificada cuya salida «natu- | |
| ral», ya lo hemos dicho, se realiza por la violencia de un | |
| pequeño ragnarok. Aquí fue planificado y programado por | |
| demiurgos pervertidos que parecen haber comprendido su | |
| sentido primero y pretendían imponer al mundo, fuera del | |
| -83- | |
| FULCANELLI | |
| tiempo marcado por el Creador, una recración de la civili- | |
| zación análoga a la «revolución neolítica». Ningún alqui- | |
| mista ha intentado en su crisol una parecida inducción | |
| forzada, al menos ninguno habla de ella, y nos parece | |
| razonable pensar que no conducirá a «un mundo nuevo» | |
| sino al desorden acostumbrado. | |
| Subrayemos también las equivalencias simbólicas rí | |
| gidas y no filosóficas introducidas entre los elementos y las | |
| prácticas sociales. Al fuego corresponde la energía del | |
| átomo; al agua lunar la conquista espacial asimilada a una | |
| navegación; al aire los climas y la opinión; a la tierra los | |
| seres vivos. Nada de esta clasificación habría sido admitida | |
| por los antiguos porque distribuye elementos heteróclitos | |
| bastante arbitrariamente, pero la encontremos hasta en las | |
| metáforas populares o entre los novelistas. En cualquie: | |
| caso es sofística como hubiesen proclamado con nosotros | |
| los antiguos maestros. | |
| El Padre de todo, el Telesma del mundo universal, | |
| está aquí. Su fuerza o su potencia permanece entera si es | |
| hecho tierra. | |
| Con estas frases Hermes Trismegisto resume y comen | |
| tael estado de la Creación acabada. Pero nuestros demiurgos | |
| lo han entendido no como el reposo del séptimo Día, sino | |
| como una instrucción para continuar su obra y puesto de lo | |
| que se trataba era de «convertir en tierra», han aplicado su | |
| fuerza a hacer aparecer seres inexistentes hasta entonces. | |
| nuevos virus en biología, cuerpos superpesados en física ya | |
| -84 - | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| que, por ventura, su arte no les permite suscitar especies más | |
| allá del primer grado estructural de corporización. Las | |
| bacterias o las plantas transgénicas no son sino organismos | |
| modificados, no criaturas inéditas. | |
| Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, | |
| suavemente, con gran industria. | |
| Tanta es la claridad de esta frase para un alquimista | |
| como fue la dificultad que tuvimos para comprender cómo | |
| la interpretaban ellos para sus propios fines. Separar lo sutil | |
| de lo espeso encontraba un sentido en teoría de la informa- | |
| ción, con la distinción entre hard (espeso) y soft (sutil). En | |
| lo que respecta a la tierra y al fuego ¿se trataba de aislar la | |
| biología de la física? ¿de oponer las dos técnicas de mani- | |
| bidón del átomo, la fisión de los elementos pesados que | |
| sirven para producir la energía doméstica, y la fusión, | |
| analogon del fuego estelar, reservada para la bomba H? Esta | |
| última solución explicaría por qué las investigaciones sobre | |
| la fusión controlada fueron desalentadas sistemáticamente, | |
| aunque no fuera sino negando a los investigadores los | |
| subsidios y los laboratorios necesarios para su puesta a | |
| punto. Una tal desafección carece de sentido económico: el | |
| hidrógeno abunda en la naturaleza mientras que el uranio no | |
| se encuentra sino en escasa minas y exige costosísimos | |
| procesos de extracción; tampoco se justifica por los riesgos | |
| arrostrados pues la fisión produce deshechos mortales que | |
| hay inmediatamente que depositar, vigilar o volver a trans- | |
| formar. La aberración de esta política no ha dejado de | |
| -85- | |
| FULCANELLI | |
| sorprender a numerosos sabios a los que siempre se les negó | |
| una explicación creíble. | |
| Sube de la tierra y baja del cielo, y recibe la fuerza de | |
| las cosas superiores y de las cosas inferiores. | |
| Quienquiera que se haya inclinado sobre los escritos | |
| alquímicos comprenderá que el pasaje describe la ascensión | |
| del águila de la que nosotros mismos hemos hablado varias | |
| veces. Ahora bien, el águila figura en el escudo de los | |
| Estados Unidos y, desde la caída de los imperios de Europa, | |
| es incluso la única potencia que todavía la lleva. | |
| Exotericamente, en la sucesión de logros ostentosos desti- | |
| nados a fijar en el alma de los pueblos estrechas alegorías a | |
| guisa de símbolos, la construcción de la lanzadera espacial | |
| y sus idas y venidas públicas responderían a las exigencias | |
| de su ilusorio programa. De manera más secreta vemos aqui | |
| y allá intentos por aliar la tecnología más material a opera- | |
| ciones mágicas confundidas con el cielo espiritual. Ya no se | |
| contentan con dirigir la opinión mediante la prensa o la | |
| televisión, tratan de penetrar los cerebros mediante ondas | |
| para ordenar los pensamientos más íntimos como si cada ser | |
| humano no fuera sino una acotación de limaduras de hierro | |
| entre los polos del imán. | |
| Así tendrás la gloria del mundo y toda oscuridad se | |
| alejará de ti. | |
| No despreciemos nunca a estos maestros ocultos de la | |
| alquimia fáustica. A imitación de los sabios trabajan en este | |
| - 86 - | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| mundo pero no por é ni siquiera con él. Si buscaran la gloria | |
| en el sentido ordinario del término, no se cubrirían con un | |
| velo de secreto casi totalmente opaco, poco propicio a | |
| exaltar las vanidades. La gloria, entre los antiguos, no es | |
| sino una energía de luz, a la que los magos persas llamaban | |
| el xvarnah, la misma que manifestó Cristo durante su | |
| transfiguración. ¿Cómo aspirar al nimbo de esta gloria a la | |
| vez que se rechaza seguir los caminos de la revelación | |
| divina y realizar sobre sí las purificaciones más elementa- | |
| les? ¿Qué es pues esta gloria mundi si no se la entiende ni | |
| en el sentido exotérico ordinario ni en su verdadero signifi- | |
| cado espiritual? Acabamos de ver que intentan agrupar y | |
| ordenar los cerebros para hacer de ellos alojamientos indi- | |
| viduales de un alma única, de una especie de TOV-AVTPONOO | |
| artificial. El Padre Teilhard de Chardin había anunciado | |
| coma última perspectiva de la evolución la formación de lo | |
| lo que él llamaba una noosfera. Pero además de que el mav- | |
| AVTPOTOO Cuyo profeta pretendía ser no advenía sino al fin | |
| de los tiempos, como un calderón musical del fin de los | |
| tiempos, su surgimiento en nada reducía la libertad perso- | |
| nal. En su espíritu se trataba de una fusión de amor e | |
| inteligencia análoga ala que los teólogos más fiables han | |
| descrito como relaciones trinitarias de Dios. No nos corres- | |
| ponde juzgar lo bien fundado de las afirmaciones de los | |
| teólogos: las revelaciones de las que nos hemos beneficiado | |
| y sin las cuales nuestra labor alquímica hubiera sido vana, | |
| no concernían sino a la perfección de la materia y a la | |
| purificación de nuestra propia naturaleza. El optimismo del | |
| padre Teilhard de Chardin, la imagen lineal y suave que se | |
| hacía de la evolución no nos han convencido nunca y, si la | |
| noosfera a la que llamaba con toda su esperanza visionaria | |
| -87 - | |
| FULCANELLI | |
| ha de realizarse un día, dudamos que sea antes de la | |
| formación de los nuevos cielos y la nueva tierra anunciados | |
| por San Juan. | |
| Pero una noosfera impuesta para explotar su potencia | |
| mágica o decuplicar la intuición intelectual de algunos | |
| falsos demiurgos está emparentada con la violación de los | |
| ángeles que le costó a Sodoma desaparecer bajo el fuego y | |
| el azufre. Pues es efectivamente al ángel embrionario que | |
| hay en el hombre a quien quieren desviar de su vocación | |
| última, a menos que no tengan la jactancia de llegar a ser los | |
| únicos hombres verdaderos enviando a los demás a un | |
| callejón sin salida, simples células de una máquina pensante | |
| esclavizada. Más grave todavía; si nos aproximamos al | |
| brillante y locuaz satélite artificial previsto para la entrada | |
| en un falacioso tercer milenio, las divagaciones alentadas en | |
| torno al eclipse del 11 de agosto de 1999, parecería que se | |
| hubieran fijado una fecha para triunfar, lo que les obliga a | |
| intensificar su presión sobre las masas. ¡Pura locura hozar | |
| así! Un aprendiz se da cuenta desde sus primeros errores y | |
| desde sus primeras decepciones que alejarse de las vías de | |
| la naturaleza retrasa la obra cuando no obliga a volver a | |
| empezarlo todo desde el principio. Pero el orgullosos ni ve | |
| ni oye y por más que la materia le huya permanentemente en | |
| su crisol, él continúa hasta que todo se rompe irremediable- | |
| mente entre sus manos y, de vuelta, le rompe a él. | |
| No iremos más adelante en el comentario de la Tabla | |
| esmeraldina. Pues ellos mismos, hagan lo que hagan, no | |
| alcanzarán nunca ni siquiera la ilusión de la verdadera | |
| fuerza, fuerte de toda fuerza que vencerá toda cosa sutil y | |
| penetrará toda cosa sólida a la que el Cosmopolita llama, | |
| -88- | |
| LA TABLA DE ESMERALDA | |
| muy acertadamente, la Sal de la tierra*. La quintaesencia, | |
| en sus aspectos otros que minerales, mora más allá de la | |
| espada del kherub. ¡Finis gloriae mundi! En el cuadro de | |
| Valdés Leal, las nubes cubren la última luz y sólo se abren | |
| por arriba, desvelando la púrpura que reviste la mano divina | |
| y sin embargo natural. | |
| Recibiendo esta revelación, el alquimista sincero llega- | |
| rá sin duda alguna a su fin, y la verdadera Gloria del Mundo | |
| reposará sobre él. Sin embargo, la obra posible al hombre, | |
| incluso en su plenitud, no manifiesta sino la esperanza de las | |
| cosas por venir; como los Magos en el pesebre o Salomón | |
| construyendo el Templo tendrá que depositar su verdadero | |
| tesoro en el altar invisible de Aquél ante quien toda carne | |
| gime de terror en sus extravíos o ignorancia primera, de | |
| amorosa Alegría cuando habiendo cumplido su parte de la | |
| obra y sin poder determinar de antemano ni el tiempo ni la | |
| hora, contemple no ya la apertura de la materia, sino la de los | |
| Cielos y la claridad de Su Gloria. ¡ Y qué necio sería quien | |
| prefiriese la gloria vana de este mundo al Don divino más | |
| luminoso aún que el carbunclo de los sabios! | |
| 45.Sethon. Las obras del Cosmopolita, traducción por Antoine Du Val, | |
| Paris, 1969 (Nota de Fulcanelli). | |
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